Cada 6 años diversos actores políticos aparecen y otros reaparecen en escena, anunciándonos que son los verdaderos salvadores de la patria y que si votamos por ellos resolverán como por arte de magia los severos problemas que arrastramos desde hace décadas. Desafortunadamente una gran parte del pueblo mexicano; la que no lee, la que no analiza las cosas y la que no se informa, se los cree; porque es más fácil ilusionarse creyendo que alguien nos va a regalar todo, a votar por una persona que nos diga la verdad y nos aclare que solamente a través del trabajo, del esfuerzo y del ahorro será como progresaremos como sociedad y como nación.
No dudo que unos cuantos candidatos vayan con buenas y sanas intenciones, sin imaginarse siquiera la serie de problemas que les esperan y que de ganar las elecciones les quitarán el sueño y les afectarán su salud. Pondrán además a su familia en grave riesgo por los intereses que afectarán, si es que deciden hacer las cosas correctamente.
Otros más, la mayoría, por cierto, van con la idea de alcanzar el poder, no solo para satisfacer su ego, sino para tener acceso a los cientos de miles de millones de pesos que conforman el presupuesto que manejarán a su antojo y que con un poco de astucia y mucha perversidad, harán que una buena tajada de esos recursos vayan a dar a sus bolsillos y también a los del grupo de amigos, parientes, socios, prestanombres y compadres que los rodean y que pretenden encumbrarlos para que "$alpiquen". Si se sacan la lotería electoral, tendrán asegurados ellos y sus descendientes el vivir holgadamente durante varias generaciones sin dar golpe.
Otros más desean ganar no tanto para servir, sino para conservar y acrecentar el poder que ya tienen y también para contar con el manto protector que les dará el nuevo cargo a través del fuero. Porque son tantos los dislates, abusos, barbaridades y latrocinios que han cometido en puestos anteriores, que necesitan el cargo y el fuero para no terminar en la cárcel.
En su afán de ganar las elecciones a como de lugar, llegan a prometer lo que sea, con tal de conseguir votos, aunque de cumplir con lo ofrecido terminarán arruinando al país.
Los programas sociales son un claro ejemplo de esto. Constituyen una sangría permanente de las finanzas públicas, que obliga al estado mexicano a pagarlos descuidando la salud, la seguridad, la educación y la infraestructura pública.
Hay que aclararlo. Ya no hay dinero suficiente para mantenerlos tal y como están diseñados, porque acabaron con el dinero que tenían los fideicomisos, con el fondo de estabilización y con los "guardaditos" que había para atender emergencias. Lamentablemente esos gastos cuantiosos no combaten la pobreza y solamente generan dependencia nefasta, pereza y clientelismo electoral.
Ya sé que decirlo es políticamente incorrecto en época de elecciones, pero no hay de otra. Tenemos que acostumbrarnos a la verdad.
Otros candidatos dicen que si resulta ganador alguno de ellos seguirá la 4ª transformación. No les queda de otra. Tienen que ofrecer esto aunque no entusiasmen a nadie, porque de lo contrario desde hasta arriba los vetan.
¿No se dan cuenta de que otros 6 años de "transformación", encono, violencia, impunidad, ocurrencias y zozobra no los aguanta el país?
Como para reflexionar a fondo. ¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.
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