Durante todo el 2022, el bolsillo de los mexicanos resintió el encarecimiento de los bienes y servicios, con lo que ligó dos cierres de año fuera del rango objetivo del Banco de México (Banxico), que es de 3 por ciento +/- un punto porcentual, meta fijada en el 2003 y en la que ha logrado ubicarla en 11 ocasiones.
El reporte del Inegi arrojó que, en diciembre pasado, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) tuvo una variación mensual de 0.38%, mientras que a tasa anual se ubicó en un nivel de 7.82 por ciento, dato que significó su cierre de año más elevado desde el 2000, de acuerdo con el Inegi.
Se trata de uno de los peores cierres del año para el país, aunque en comparación con el mes de diciembre el aumento fuera de 0,38%, una aceleración de los precios después de un brevísimo respiro registrado en las últimas quincenas desde octubre de 2022.
Fueron los precios de los alimentos de la canasta básica los que más influyeron en este histórico récord inflacionario.
No obstante, el índice subyacente, el cual elimina de su cálculo los bienes y servicios con precios más volátiles como los agropecuarios o los energéticos, registró un aumento de 8,35% a tasa anual, su punto más alto desde diciembre de 1999.
En tanto, el componente no subyacente tuvo un retroceso de 0.40 por ciento mensual y se ubicó en 6.27 por ciento anual. En 2021 cerró en 11.74 por ciento anual.
Los precios de los productos agropecuarios se encarecieron 0.50 por ciento y los de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno descendieron 1.15 por ciento mensual en diciembre.
Los refrescos envasados subieron 1.40 por ciento, y el jitomate, 3.86 por ciento mensual en diciembre, indican datos del Inegi.
En contraste, el gas doméstico LP tuvo una baja de 4.91 por ciento y la gasolina de bajo octanaje de 1.06 por ciento a tasa mensual.
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