De muchas y variadas formas nuestro vecino país ha exhibido su poder militar, convirtiéndose en uno de los primeros fabricantes de armas a nivel mundial, en un lugar donde las armas están al alcance de cualquier bolsillo y como en el supermercado hay de todo para escoger, se antoja difícil que esta situación cambie.
En efecto de esa industria como de cualquier otro negocio, se obtienen ganancias millonarias, creando fuentes de empleo formal, pero también y con igual incidencia se traslada a los terrenos del comercio ilegal, y es aquí donde la llamada industria de la muerte, alcanza sus ganancias millonarias, evadiendo el rigor de las cargas fiscales, con las exportaciones no documentadas que surten a los cotos criminales.
No se han preguntado, porque México resiente con mayor dureza las consecuencias de ese negocio?, y porque Canadá que tiene al sur de su frontera a este productor, no vive con la misma intensidad este gravísimo problema? Ni se habla de situaciones tan dramáticas como las que vive nuestro país a causa de las armas? Bueno no hace falta ser sabio para darse cuenta, que a ambos países les une una causa común, así es, adivinaron, la riqueza.
En los países desarrollados donde los medios de producción van de la mano de los grandes capitales, no puede haber desacuerdos, cuando de dinero se trata, no dudo que los grandes inversores canadienses también se lleven una buena tajada del pastel, pues aunque a últimas fechas el tráfico ilícito ya predio los focos de alerta, tampoco hacen mucho para aminorar los efecto que este produce.
Cuánta razón tenía don Porfirio Díaz, cuando alguna vez sentencio; “pobre México tan lejos de dios y tan cerca de los estados unidos”, y es que mientras la segunda enmienda yankee permita el uso indiscriminado de armas, México seguirá por los siglos de los siglos padeciendo sus malhadadas secuelas.
Como dato cultural dejo para mejor ilustración el contenido de la segunda enmienda americana en los términos en que actualmente se encuentra, en ella en su arábigo cuarto se lee lo siguiente ; Una Milicia bien regulada, que es necesaria para la seguridad de un estado libre, no se infringirá el derecho de las personas a mantener y portar armas.
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