En el corredor interestatal Villahermosa-Coatzacoalcos, especialmente en el tramo que conecta Tabasco con Veracruz, la migración se hace visible cada día con mayor intensidad. Decenas de personas, muchas de ellas familias completas, caminan a lo largo de esta carretera, buscando mejores oportunidades en un viaje que mezcla esperanza y riesgos constantes.
A partir de las seis de la tarde, cuando el sol comienza a ocultarse, los grupos de migrantes emergen en las carreteras. Hombres, mujeres y niños, algunos en brazos, recorren el camino desde el Puente Tonalá hasta Nuevo Teapa, buscando avanzar hacia sus destinos mientras evaden los retenes establecidos en el puesto de inspección Fitozoosanitaria Tonalá y el frente ale jido Santa Cecilia.
Sin embargo, su estrategia para evitar las autoridades también los expone a graves peligros. En la penumbra de la noche, los migrantes son casi invisibles para los conductores de vehículos pesados que transitan a alta velocidad por esta vía interestatal.
El rostro de esta migración incluye el de familias enteras. Es común ver a mujeres cargando bebés en brazos o intentando mantener a sus hijos pequeños junto a ellas mientras caminan por la carretera. Los menores, muchas veces sin la alimentación adecuada y con ropa ligera, son los más vulnerables a los peligros del camino, desde accidentes hasta el desgaste físico por largas jornadas a pie.
La migración es un fenómeno que refleja las profundas desigualdades y necesidades que enfrentan miles de personas en busca de una vida mejor.
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