Por más de dos décadas, Roberto Hernández se ha convertido en un referente de sabor y tradición ofreciendo esquites y elotes que muchos consideran los mejores del municipio; su sazón único y su trato amable han consolidado una clientela fiel que lo busca desde diversos puntos de la ciudad.
Incluso sin importar que se ubica hasta la entrada del municipio sobre la carretera Transístmica (en el punto conocido como ´la Volkswagen´).
Antes de dedicarse a este negocio, Roberto trabajaba como taxista. Sin embargo, cuando perdió su empleo, decidió reinventarse y apostó por la venta de esquites y elotes. Lo que comenzó como una idea para salir adelante se convirtió en un éxito, gracias a la aceptación inmediata de sus productos por parte de la comunidad.
Desde entonces, este negocio ha sido la base para sacar adelante a su familia. El compromiso y la dedicación de Roberto no pasan desapercibidos. Día tras día, instala su pequeño puesto y recibe con gusto a sus clientes, quienes valoran no solo el sabor de sus esquites, sino también el cariño y la constancia que le pone a su trabajo. "Es un gusto trabajar diario y recibir el aprecio de las personas que ya me conocen", comenta con gratitud.
Más que un vendedor, Roberto representa un ejemplo de esfuerzo y perseverancia. Durante 22 años, ha demostrado que con trabajo duro y constancia es posible superar las adversidades. Su historia inspira a quienes buscan salir adelante a pesar de las dificultades.
Los esquites y elotes de Roberto no solo destacan por su sabor, sino también por ser símbolo de una tradición que ha perdurado gracias a su dedicación. Su historia nos recuerda que el éxito no solo está en lo que se vende, sino en cómo se hace y el impacto que tiene en la comunidad.
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