Las familias que viven sobre la ribera del río Agua Dulce, están provocando un severo problema ambiental, al convertir este afluente en un verdadero basurero, amenazando no solo la biodiversidad.
A la altura del puente ‘Cancino Marín’, las ramas a lo largo de la ribera comprueban la presencia de los desperdicios, arrojados desde la orilla y arrastrados por la corriente.
Personas de diversas edades han sido observadas arrojando desde envolturas de fritangas hasta costales llenos de desperdicios, propagando la contaminación a lo largo de este afluente que desemboca en el río Tonalá, caudal que separa a los estados de Veracruz y Tabasco.
El río Agua Dulce recibe botellas de plástico, unicel, restos de comida e incluso animales muertos, no solo provenientes de la zona ribereña, sino también de las colonias cercanas.
Hay casos también que los desperdicios son quemados a cualquier hora, por lo que las columnas de humo se levantan desde el poniente de la ciudad, incluso durante el mediodía, elevando considerablemente la temperatura.
A pesar de los esquemas implementados por el gobierno municipal para preservar el medio ambiente, la población ha demostrado una falta de conciencia, debido que siguen realizando estas prácticas que perjudican no solo a los ecosistemas sino también a su entorno.
Se tiene contemplado realizar no solo trabajos de limpieza en la zona, sino también de corte de maleza, para que la población evite seguir vertiendo sus desperdicios sobre el caudal.
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