Un día, un campesino al acercarse a un arroyo que existía y que ahora solo es un enorme zanjón, vio sobre un árbol una cruz con un cristo negro en él. No lo podía creer y tras verlo, decidió ir a dar aviso a pobladores de un conjunto de chozas de indígenas que se habían asentado muchos años antes, cerca de un lugar llamado 'Los Pocitos'.
Los incrédulos campesinos, hicieron caso omiso al descubrimiento de su compañero, hasta que éste logró convencerlos de ir a verlo. Antes, con un machete, había golpeado la cruz para obtener algunas astillas y como prueba de la existencia del cristo, se los llevó de muestra, que al mostrarlo a sus vecinos, resultó varios crucifijos de la misma madera.
Convencidos así, decidieron ir hasta el predio montoso y ver la cruz que estaba bajo el árbol, y fue entonces que pudieron ver, cuando el Cristo se elevó al cielo y dejó solo el madero cruzado. Fue entonces que los campiranos decidieron tomarlo y llevarlo hasta el lugar donde ahora, se ubica la capilla de la Santa Cruz, en el centro de la Cruz del Milagro.
Desde la aparición de la cruz, que se calcula pudiera haber ocurrido hace mas de ciento cincuenta años, el poblado tuvo otro nombre diferente al actual, pues los campesinos le llamaron el “Santuarillo”, para honrar que la Santa Cruz, haya decidido elegir al pueblo de campesinos para aparecerse.
Más tarde, hace al menos un siglo, el pueblo cambiaría al nombre de la Cruz del Milagro.
La cruz que el campesino, cuyo nombre de desconoce, halló y dio aviso a los demás pobladores, actualmente se encuentra en un altar en la misma capilla del pueblo ubicado a orillas de la carretera federal 145 Sayula-Ciudad Alemán.
Encabezados por Crescencio Crisantos Hernández, presidente del comité de los festejos de la Santa Cruz, los pobladores de esa comunidad, que según el INEGI es el tercer más grande en población en el municipio de Sayula de Alemán, se preparan para las fiestas de la Santa Cruz, cuyo día principal en el calendario católico, es el 3 de mayo, pero que inician desde el uno del quinto mes, y concluyen al siguiente día más importante.
La cruz, aún muestra las huellas donde el campesino, habría dado de machetazos para probar que era madera y de cuyas astillas surgieron los demás crucifijos que ayudaron a demostrar su divinidad y existencia. Estas mismas historias fueron llevadas ante el sacerdote de la cabecera municipal de Sayula de Alemán y fue entonces que se tuvo la visita de la iglesia católica, para atestiguar lo que, para los pobladores de la congregación campesina, fue un verdadero milagro.
Los mismos pobladores consideran que la cruz hallada, pertenece al cristo negro de Otatitlán, y que de haberlo hallado completo, seria el poblado, el Santuario del Cruz Negro y no precisamente la cabecera municipal que se ubica a orillas del río Papaloapan, en la cuenca del mismo nombre y a donde año con año, miles de católicos acuden a venerar la cruz hallada flotando en el citado afluente, en 1597.
Aunque para 1931, el movimiento cristero había logrado un acuerdo que permitía la apertura de los templos católicos, tras la guerra y rebelión cristera generada por una tensión entre el gobierno de Plutarco Elias Calles con la iglesia católica; el entonces gobernador Adalberto Tejeda Olivares, quien era un antiguo revolucionario que insistía en limitar la libertad de culto, hacia decidido ampliar el conflicto y emprendió una persecución contra padres y sacerdotes en Veracruz.
Uno de los capítulos más recordados es el día 8 de Septiembre de 1931, en el que el Gobernador, mandó a decapitar y quemar el Cristo de Otatitlán, generando una persecución religiosa por todo el territorio veracruzano.
Posiblemente, en la huida, los católicos habrán dejado la Cruz que hay en la capilla de la Santa Cruz, el cual sería hallada por los campesinos, quienes a la fecha, le atribuyen milagros, como el que relata Crescencio Crisantos Hernández, presidente del comité de los festejos de la Santa Cruz, quien dijo haber sobrevivido a varios accidentes y mantener a su esposa aun con vida, pese a múltiples padecimientos de salud.
Francisco Milagros Crisantos, cuyo abuelo, Pioquinto Crisanto Ramos, murió hace más de 50 años, a la edad de 105 años, y fue uno de los fundadores de El Santuarillo, afirmó para Imagen del golfo, que de haber logrado el rescate del Cristo negro, el poblado sayuleño seria la sede de la gran fiesta católica del mes de mayo, en que se celebra a la santa cruz.
Milagros Crisantos afirma que, aunque no tiene la misma fama que el Santuario de Otatitlán, que es donde reposa el Cristo Negro hallado en el río Papaloapan en el año de 1597 y que el Gobierno de Plutarco Elias Calles, intentó quemar; muchos católicos visitan el poblado la Cruz del Milagro durante las fiestas de la Santa Cruz, y piden ante la cruz hallada por aquel campesino, por algún milagro y regresan al mismo lugar, cuando son beneficiados.
SANTOS LOPEZ CELDO/Imagen del golfo
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