En el marco del movimiento "Un día sin mujeres", en las sucursales de los grandes conglomerados como América Móvil, BBVA, Santander, Movistar, Starbucks y demás salta a la vista la prácticamente nula presencia de mujeres trabajando. Son firmas cuyas trabajadoras se han unido al paro a fin de reclamar la ola de feminicidios en México.
Sin embargo, la realidad para una gran parte de las mexicanas es otra: aquellas que no trabajan para grandes corporativos, o simplemente laboran en la informalidad, aunque querían unirse al paro de labores para exigir una mejor forma de vida, no lo han podido hacer. "Apenas alcanza para vivir", coinciden algunas.
Así lo pudo constatar este medio en un recorrido por algunas plazas y lugares de la Ciudad de México y periferia, en las que salta a la vista la presencia de mujeres en diversos locales que van desde tiendas de ropa, salones de belleza, zapaterías, heladerías, supermercados, restaurantes, etcétera.
En uno de los tantos locales de zapatería en una plaza ubicada al nororiente de la Ciudad de México, trabaja Claudia, ella es una vendedora de piso, cuyo salario, en parte depende de las ventas que realice durante la semana. Por lo tanto, aunque le hubiera gustado unirse al paro, prefirió ir a trabajar.
"Aquí en la tienda nos dijeron que podíamos faltar, pero no se nos iba a pagar el día, además iba a perder mis comisiones por ventas. La situación económica en mi familia no está para perder todo un día de trabajo, así que decidí venir", dijo.
En las diferentes plazas, marcas como Zapaterías Órbita, Zapaterías las Vegas, Helados Santa Clara, Nutrisa, Joyerías Bizzarro, Best Day, Zapaterías León, Walmart, Chedraui. Suburbia, Zapaterías Tres Reyes, entre otras, tiene presencia de mujeres como cualquier otro día.
Hay otros casos como el de Emma, de 25 años, quién invirtió sus ahorros en un pequeño espacio en una plaza para instalar un pequeño stand de planchas para el cabello. Ella cuenta que va comenzando con su negocio, por lo que perder un día de trabajo, aunque sea por una causa tan importante, no es una opción para ella.
También hay pequeñas empresas como Grupo Stylo, que tiene tiendas de zapatos, que decidieron cerrar por completo y pegar un anuncio de apoyo al movimiento.
Informalidad, sin opción
La otra cara de la moneda son la gran cantidad de mujeres que laboran en la informalidad, ya sea en mercados o en puestos de la calle, ya sea vendiendo comida de todo tipo o atendiendo puestos de golosinas.
Un caso es doña Tere, ella tiene desde hace 20 años un local de verduras en un mercado ubicado en la zona de Valle Aragón, Estado de México. Y aunque es consciente de la inseguridad que acecha día con día a las mujeres, no abrir un día su local significa no llevar a su casa el sustento económico.
"Tengo que venir a trabajar, últimamente las ventas están muy bajas, cada día vendo menos, imagina que hoy no abro, pues mi familia no come".
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