Inesperada sorpresa

Sabemos que el amor de los padres es incondicional y más cuando se trata de celebrar un acontecimiento muy especial.

Esa fue la razón por la que Daniel y Dalia, decidieron hacer algo distinto para festejar el cumpleaños de uno de sus hijos, Darinel, él es menor que David y unos años mayor que Daniel, con quienes mantienen una relación muy cordial y cada uno cuida del otro de acuerdo a las circunstancias.

David, el mayor de los hermanos fue el responsable de cuidar que cada detalle se concretara como se había planeado y así fue.

Estuvieron en contacto con la naturaleza dentro de la selva en la región de los Tuxtlas, unas cabañas muy bien acondicionadas, fueron el escenario ideal para cristalizar la sorpresa que resultó mejor de lo que se esperaba.

Muy temprano arribaron a la región de los brujos y fueron recibidos por una impresionante vista de la laguna, ícono de Catemaco.

Al llegar al hotel descubrieron su magia, realmente era digno de un set de grabación de una de las mejores producciones cinematográficas. Como Darinel no debía saber ni sospechar algo, salieron de paseo y lo llevaron a conocer una reserva ecológica de la que quedó impactado y qué decir de la majestuosidad del salto de Eyipantla.

En familia, todo es mejor y se disfruta más. Ya entrada la noche, en las cabañas, se preparó el ágape, mientras sus papás y su hermano en una de las cabañas acondicionaban todo, él en otra de ellas, se arreglaba para lo que sería una velada familiar. Las tres cabañas ocupadas, eran solo para ellos.

La luna iluminó el sendero y los grillos le dieron la bienvenida a la cabaña que en tinieblas lo recibió, solo que, al encender las luces, sonaron las mañanitas y encontró una mesa con bocadillos y un pastel finamente seleccionado para la ocasión.

Entre fotos y felicitaciones transcurrió el tiempo, las cabañas se apagaron y las camas cobijaron a los visitantes que al día siguiente visitaron Nanciyaga, la poza de los enanos y la barra de Sontecomapan.

Fue realmente una mágica aventura que pudo ser posible gracias a quien, en nuestro Plan de vida, puso en el mismo camino a quienes han logrado cimentar una bonita amistad. Nada hubiese ocurrido sin el favor de Dios.

Un viaje tranquilo, una noche apacible compartida, un clima agradable y sobre todo una compañía singular. La sonrisa de Darinel al momento de descubrir su inesperada sorpresa manifestó que el objetivo se había cumplido. Una familia que DA amor, recibe el doble.