“Eli, Eli: ¿Lama sabachtani?

•     ¿Cómo está usted?  

•     Afectuosamente lo invito a nuestras reuniones Dominicales a las 11.30 y 6.30 en la Iglesia Cristiana Bíblica AGAPE de La Llave 1002 casi esquina con Aldama.

    ¿Conoce ésta Frase:  “Eli, Eli, lama sabachtani”?  Está en arameo, la lengua natal de nuestro Señor JESUCRISTO y forma parte de lo que comúnmente llamamos  “LAS  SIETE PALABRAS”  que son Las Frases que pronunció cuando estaba en la cruz.

      Significan lo siguiente: “Dios Mío, Dios Mío:  ¿Por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46) Con ellas Jesús estaba cumpliendo La Profecía del Salmo 22 del Rey David, Su ancestro  y están llenas de un profundo dolor e infinita tristeza.

     Ya llevaba seis horas de cruel suplicio en la cruz que había empezado la noche anterior en el Huerto de Gethsemaní  y culminaban en ésos momentos en El Gólgotha:  golpes a palos, puñetazos, latigazos con el sádico látigo romano  de las nueve colas cuyas puntas tenían garfios de metal, una corona de espinas en Su Frente, la tortura adicional de ir cargando la pesada cruz bajo el inclemente sol  y finalmente la crucifixión con los terribles clavos cuadrados con que los romanos ejecutaban a los peores delincuentes, lo tenían literalmente al borde de la muerte.

     Pero dos cosas herían Su Corazón mil veces más que ésos tormentos físicos:  el abandono de Su Padre Celestial y el de la gente, Su pueblo, por el cual , moría cruelmente martirizado.

     Le explico: Jesús siempre gozó de La Compañía de Su Padre desde La Eternidad. Como Persona de La Trinidad El Es Eterno y siempre vivió en Comunión íntima y perfecta con Dios. ¡Jamás se habían separado en todos  los milenios!  Pero ésa triste y a la vez gloriosa tarde en las afueras de Jerusalem por primera y única vez fue dejado sólo y desamparado pues en ése instante Dios estaba echando sobre El toda la maldad humana, incluyendo la mía y la de usted (Isaías 53:6)

    Por ello es que fue abandonado: para que pudiera recibir el castigo que usted y yo merecíamos pues de otra manera sencillamente no hubiera podido morir en  expiación por nuestros pecados. ¿Se dá cuenta?  ¿Alcanza a comprender lo Inmenso de Su Amor y lo terrible del Pago que tuvo que hacer?

     Recuérdelo siempre: El fue dejado sólo para que usted y yo y todos  los que le amamos jamás estemos solos pues El dijo así:  “YO ESTARE CON USTEDES TODOS LOS DIAS HASTA EL FIN DEL MUNDO”  (Mateo 28:18-20)

    ¡Jamás se ha dado una Muestra de Amor tan grande como ésta:  Dios lo amó tanto que dió a Su Unico Hijo a la muerte para que usted tenga Vida Eterna con tan sólo creer en El!

    Finalmente le digo que mientras  El agonizaba tenía el lacerante dolor de estar sólo pues  aquellos que lo seguían lo habían abandonado:  Judas lo traicionó; Sus Apóstoles lo dejaron en el Huerto;   Pedro lo negó tres veces.  Sólo unas cuantas mujeres piadosas y Juan, Su discípulo amado, estaban a Su lado.

    La soledad y el abandono, amigo y amiga, son muy tristes y desoladoras,  especialmente cuando aquellos por los que se está padeciendo  lo dejan sólo cuando debían de ser los más agradecidos y permanecer en nuestra compañía. Es por ello que esto fue más angustioso para Jesús que Sus dolores físicos.

   Esto mismo podrá ver hoy  de muy distintas maneras: las playas, el malecón, los estadios, los “antros” y la feria recibirán a cientos de miles diariamente y las iglesias Cristianas auténticas a unos cuantos.

   Pero ayer como hoy El Señor Jesús toma nota de ambos grupos y hoy, con Su Tierna Voz, a través de ésta página que no es casualidad que esté leyendo, El le está diciendo que no lo deje sólo,  que permanezca a Su lado pues muy pronto viene El Día Glorioso en que volverá por los Suyos para llevarlos al Hogar Celestial que fue a prepararnos más allá del sol.

El desea que cuando eso suceda usted también esté entre Su pueblo que le ama y espera y así gozará perpetuamente de Su Compañía en unión de todos aquellos que le amamos.

   Es mi oración que no ignore éstas palabras y tome la decisión correcta: la de amar verdaderamente al Señor  JESUCRISTO, Quien en la cruz del Calvario le dio a usted la más grande PRUEBA DE AMOR.

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•   Gustosamente lo atenderé en el  921-268-4419.

  ¡Que Dios lo bendiga mucho!