Los nuevos titulares de las dependencias estatales de Veracruz no están dejando una buena imagen entre los ciudadanos, pues han sido testigos de varias acciones que harían extrañar a los titulares anteriores.
Nada más hay que ver al actual procurador del Medio Ambiente, Ángel Carrizales, que ya se ha visto envuelto en dos situaciones mediáticas; la primera, el desalojo de varios empleados sindicalizados de la PMA por supuesto conflicto de intereses, donde nunca dio una postura para al menos calmar las aguas.
La segunda, ocultar por un mes la muerte de "Benito", un tiburón tigre que era una de las atracciones más conocidas en el Aquarium del Puerto de Veracruz. Si no es por la denuncia en redes sociales de Earth Mission, nunca hubiera dicho nada, tal vez.
Después del numerito, a través de un comunicado explicaron las verdaderas causas del fallecimiento, pero no el motivo por el que se ocultó la información.
Nuestro segundo caso de incongruencia es la de la titular de la Secretaría de Turismo, Dulce María "Nena" de la Reguera, quien parece no conocer los principales puntos emblemáticos y turísticos del estado, pues su reciente declaración, la titular de la Sectur pone en duda su nombramiento al admitir que no conocía El Tajín. Lo bueno que se realiza la Cumbre Tajín, si no quien sabe hasta cuándo se enteraría.
¿Esto será uno de los motivos por el cual se van a fusionar la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Turismo?
Impuesto rosa
El debate sobre el llamado impuesto rosa no es nuevo, pero sigue siendo una deuda pendiente en la agenda legislativa. La existencia de sobreprecios en productos de uso femenino, como artículos de higiene personal y rastrillos, es una clara manifestación de desigualdad económica disfrazada de estrategia comercial.
Que un producto destinado a mujeres cueste hasta un 26 % más que su equivalente para hombres no solo refleja un sesgo de mercado, sino también una falla del sistema tributario que perpetua estas diferencias.
México ha dado algunos pasos en la dirección correcta, como la eliminación del IVA en toallas sanitarias, pero esto no es suficiente. Si el objetivo es alcanzar una verdadera equidad de género en materia económica, es necesario ampliar el debate e incluir más productos esenciales en la discusión. La tributación con perspectiva de género no es un tema menor; impacta directamente en la autonomía económica de las mujeres, quienes, en muchos casos, ya enfrentan brechas salariales significativas.
Incorporar este asunto en la agenda legislativa del próximo año será importante. No se trata solo de corregir un sobreprecio, sino de construir un sistema fiscal más justo, que no castigue a las mujeres por consumir productos básicos.
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