La flor de calabaza se caracteriza por su belleza y versatilidad en la gastronomía. Presenta pétalos delicados y vibrantes en tonos amarillos y naranjas. Su forma es similar a una trompeta, con un centro de color verde. Además de su atractivo visual, esta flor posee un sabor delicado y ligeramente dulce.
En la medicina tradicional, se utiliza para aliviar diversas dolencias, como problemas digestivos y respiratorios. Se cree que tiene propiedades diuréticas, antiinflamatorias y digestivas. Además, se ha utilizado para aliviar dolores menstruales y mejorar la salud del sistema urinario. Es rica en vitaminas A y C, así como en minerales como el calcio y el hierro.
Es necesario retirar los pistilos y los estambres del centro de la flor, antes de cocinarla, porque estos pueden ser amargos. Luego, se pueden utilizar los pétalos y el centro de la flor en diferentes recetas. Es importante lavar bien las flores antes de usarlas para eliminar cualquier residuo de tierra
Se puede rellenar con queso, preparar en sopas, utilizar en guisos o como ingrediente en quesadillas. Su sabor suave y su textura delicada la convierten en un complemento perfecto para otros platos tradicionales.
Para preservar la flor de calabaza, es importante mantenerla en un lugar fresco y seco, pero se recomienda utilizarla fresca y consumirla lo más pronto posible para aprovechar su sabor y propiedades nutricionales.
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