Cuando una fragancia se filtraba a través de las habitaciones de adultos mayores durante dos horas cada noche durante seis meses, los recuerdos se dispararon. De hecho, los participantes en este estudio realizado por neurocientíficos de la Universidad de California, Irvine (UCI), lograron un aumento del 226 % en la capacidad cognitiva en comparación con el grupo de control.
Los investigadores afirman que este hallazgo transforma la conocida relación entre el olfato y la memoria en una técnica fácil y no invasiva para fortalecer la memoria y potencialmente prevenir la demencia.
El proyecto de investigación involucró a hombres y mujeres de 60 a 85 años sin deterioro de la memoria. A todos se les proporcionó un difusor y siete cartuchos, cada uno conteniendo un aceite natural único y diferente. Las personas en el grupo enriquecido recibieron cartuchos a máxima potencia. A los participantes del grupo de control se les dieron los aceites en cantidades mínimas. Los participantes colocaron un cartucho diferente en su difusor cada noche antes de acostarse, y este se activó durante dos horas mientras dormían.
Las personas en el grupo enriquecido mostraron un aumento del 226% en el rendimiento cognitivo en comparación con el grupo de control, según una prueba de lista de palabras comúnmente utilizada para evaluar la memoria.
Los participantes también informaron de un sueño más reparador.
El Poder del Olfato y la Memoria
Los científicos han sabido durante mucho tiempo que la pérdida de la capacidad olfativa, o la capacidad de oler, puede predecir el desarrollo de casi 70 enfermedades neurológicas y psiquiátricas, incluyendo el Alzheimer y otras demencias, el Parkinson, la esquizofrenia y el alcoholismo. También está surgiendo evidencia sobre una relación entre la pérdida del olfato debido al COVID y el posterior deterioro cognitivo.
Los investigadores han descubierto previamente que exponer a personas con demencia moderada a hasta 40 olores diferentes dos veces al día durante un período de tiempo mejoró sus recuerdos y habilidades lingüísticas, alivió la depresión y mejoró sus capacidades olfativas. ¨Al permitir que las personas experimenten los olores mientras duermen, eliminamos la necesidad de reservar tiempo para ello durante las horas del dia" dijo Michael Yassa, profesor y titular de la Cátedra James L. McGaugh en Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria y líder del estudio.
Todos han experimentado lo poderosos que son los aromas para evocar recuerdos. Sin embargo, a diferencia de los cambios visuales que tratamos con gafas y audífonos para la pérdida de audición, no ha habido ninguna intervención para la pérdida del olfato.
Los investigadores esperan que este hallazgo conduzca a más investigaciones sobre terapias olfativas para el deterioro de la memoria.
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