La enfermedad de manos, pies y boca, generada por el virus de Coxsackie, afecta sobre todo a menores de cinco años de edad, causándoles llagas dolorosas en la boca, además de sarpullido, fiebre alta, malestar general y dolor de garganta.
El pico máximo de contagio se da a los dos años de edad y se transmite en lugares donde la convivencia es muy cercana, como en las guarderías y las escuelas.
El virus puede propagarse incluso cuando no existe sintomatología, mediante las heces fecales, con el cambio de pañales y por las secreciones respiratorias.
El contagio se da en los primeros tres días de contacto y posteriormente aparecen los síntomas. Los brotes del padecimiento suelen suceder durante el verano y a principios de otoño.
Las recomendaciones para evitar el contagio de esta afección son las siguientes:
A pesar de que los síntomas pueden desaparecer por si solos en cuestión de días, también existen tratamientos que consisten en administrar medicamentos para controlar la fiebre y el dolor. Para las lesiones se pueden usar sustancias como el polvo coloide.
Al notar algún síntoma como fiebre, malestar y dolor de garganta, se considera necesario llevar de inmediato al pequeño a revisión y no auto medicarlo, así como notificar de la situación en los lugares donde asiste el infante para que se tomen medidas preventivas.
Cabe destacar que la persona es contagiosa cuando aparecen los primeros síntomas y puede contagiar este virus hasta que las lesiones o ampollas de la piel desaparezcan. Sin embargo, e sabe que el virus se sigue eliminando en la materia fecal durante varias semanas.
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