La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha revelado una segunda generación de tecnologías para el robo de energía eléctrica, que va más allá de los conocidos "diablitos" (puentes en la instalación eléctrica que impiden registrar el consumo real).
Este nuevo esquema se basa en el uso de tecnología GPRS (servicio general de paquetes vía radio), la cual permite manipular el consumo registrado a distancia mediante códigos enviados desde un teléfono móvil.
La CFE informó que ha identificado el uso de esta tecnología en ciertos puntos de la ciudad, aunque no detalló las ubicaciones exactas. Este tipo de fraude se realiza instalando un chip de telefonía en el medidor, el cual se conecta con un teléfono móvil que tiene tecnología GPRS.
Desde ahí, se envían códigos que permiten interrumpir o reanudar la corriente en el medidor, de manera que parte del consumo eléctrico no se registre en la factura.
A pesar de su sofisticación, estos métodos son detectables, lo que ha permitido a la CFE tomar medidas para suspender el servicio y realizar ajustes en la facturación.
Entre enero y octubre, la empresa ha identificado aproximadamente 12,700 casos de anomalías que implican conexiones ilegales, ya sea mediante "diablitos" o conexiones directas a la red.
Ante estas prácticas, la CFE no aplica multas, sino que ajusta las facturas para incluir el consumo no registrado y calcula el adeudo total tomando en cuenta el historial de facturación.
La Comisión ha instado a los usuarios que estén en situación irregular a regularizarse, ofreciendo opciones de pago flexibles en función de sus posibilidades.
Con estas medidas, la CFE busca asegurar un cobro justo y evitar el uso indebido de los recursos eléctricos, al tiempo que ofrece alternativas de pago y facilita el proceso de regularización para quienes necesiten ponerse al corriente.
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