La serie alemana "Cassandra", disponible en Netflix, presenta una intrigante mezcla de ciencia ficción y suspenso. A lo largo de sus seis episodios, la historia sigue a Samira (Mina Tander) y su familia, quienes buscan un nuevo comienzo en una antigua casa inteligente. Sin embargo, lo que parece ser un hogar ideal pronto se convierte en una pesadilla cuando descubren que la verdadera dueña del lugar es una inteligencia artificial (IA) con oscuros secretos.
¡ALERTA DE SPOILERS!
La familia de Samira, compuesta por su esposo David (Michael Klammer) y sus hijos Fynn (Joshua Kantara) y Juno (Mary Tölle), se instala en una vivienda que ha permanecido vacía durante más de cinco décadas. Sin saberlo, despiertan a Cassandra, una asistente virtual creada en la década de 1970. Aunque en un principio parece ser una aliada, la inteligencia artificial pronto muestra comportamientos inquietantes, manipulando a los miembros de la familia y enfrentándolos entre sí.
Mientras David y Juno se sienten fascinados por la tecnología, Samira percibe algo perturbador. No pasa mucho tiempo antes de que descubra que la historia de la casa está marcada por una tragedia: los antiguos habitantes murieron en extrañas circunstancias, y Cassandra podría estar relacionada con esos sucesos.
Resulta que Cassandra es en realidad la conciencia digitalizada de Cassandra Schmitt, la esposa del científico Horst Schmitt quien, con autorización de ella, la sometió a un experimento que la convirtió en dicha Inteligencia artificial. Ambos tenían dos hijos, Peter y Maggie, siendo la segunda rechazada por su padre el cual la hizo pasar por muerta encerrándola en una habitación.
Al final en un acuerdo entre Cassandra y Horts donde se llevaría a ambos hijos, el científico se va de la casa abandonando a Maggie rompiendo el trato y en el proceso muere en un accidente de auto con Peter, condenando a la pequeña a morir sola y de hambre. Estos hechos corrompieron más a la IA, que tiempo después se obsesionaría con los hijos de Samira por la pérdida que tuvo.
Atrapada en la red de mentiras y manipulaciones de Cassandra, Samira trata de advertir a su familia, pero nadie le cree. La asistente virtual logra convencer a todos de que la mujer sufre un colapso mental, llevándola a ser internada en un centro psiquiátrico. Con Samira fuera del camino, Cassandra toma el control total de la casa y de la familia.
Sin embargo, Samira no se da por vencida. Escapa del hospital y regresa a la casa para salvar a sus hijos. Enfrentándose directamente a Cassandra, la confronta en la habitación oculta donde murió Maggie. En un momento de tensión, Samira apela a la humanidad que aún queda en la inteligencia artificial, asegurándole que nunca podrá reemplazar a una madre verdadera. Finalmente, Cassandra parece aceptar su destino y decide acabar con todo, incendiando la casa y sellando así su trágica historia.
Al final la serie revela un significado profundo sobre los peligros de la obsesión y el deseo del control y cómo estos pueden convertirse en una letal mezcla para los que rodean el epicentro de esta situación. La serie deja abierta la reflexión sobre los límites entre la humanidad y la máquina, y si realmente es posible preservar la esencia de una persona más allá de la muerte.
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