El 18 de julio se celebra el Día Internacional de la Vaquita Marina, proclamado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en su campaña “Feroz por la Vida”, en el que se trata de concientizar sobre la vida silvestre en el planeta.
La vaquita marina (Phocoena sinus) es una especie endémica de México, habita en el norte del Golfo de California y está considerada en Peligro de Extinción (P) en la lista de especies en categoría de riesgo en la NOM-059-SEMARNAT- 2010.
Asimismo, está incluida en el Apéndice I de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES), también, se incluye en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como especie en Peligro Crítico (CR) de extinción. Es por ello que la protección, conservación y recuperación de la vaquita marina es un asunto de alta prioridad nacional e internacional.
Esta especie fue descubierta por la ciencia en 1958 y nunca se vio un gran número en su población, pero han disminuido en casi un 90% en las últimas dos décadas, en su mayoría por la pesca de otra especie que está en peligro de extinción la cual comparte su hábitat: la Totoaba, muy solicitada en los mercados chinos. (El buche o vejiga natatoria de Totoaba puede venderse hasta en 100,000 dólares.)
Su población ha disminuido de una manera alarmante y preocupante, se calcula que la población de Vaquitas en 1997 era de alrededor de 567 individuos;
en 2005, este número se redujo a 200; en 2015 menos de 60 y en 2016 sólo 30. En la actualidad se conoce de la existencia de tan solo 10 a 20 ejemplares.
La aceleración de la posible extinción de la vaquita marina en realidad se debe a dos factores, el primero son las malas políticas en cuanto a la pesca en México y la segunda, la cantidad de personas que buscan al buche de Totoaba. La pesca de la Totoaba se realiza con enormes bancos de redes y esta es la razón principal de los decesos de las vaquitas marinas, quienes quedan atrapadas y terminan pereciendo al no poder salir a la superficie a respirar.
Por varias décadas se han iniciado grandes propuestas para su recuperación, pero los esfuerzos de conservarlas han sido muy discretos.
Muchas organizaciones en pro de la naturaleza también han ofrecido varias soluciones a este problema. El principal aporte es motivar a los pescadores a utilizar métodos alternativos de pesca, para sustituir los existentes y así evitar la extinción de este pequeño cetáceo.
Su extinción, puede acarrear grandes pérdidas económicas para las corporaciones pesqueras, pero también puede desatar grandes estragos en el mundo marino, sobre todo en la costa mexicana; para evitar su extinción, se debe establecer un estado de emergencia en el Alto Golfo de California, en un área donde no haya embarcaciones y la autoridad tenga facultades para actuar.
La vaquita marina es una especie que, aun frente al peligro al cual está expuesta en estos momentos, ha sido resiliente durante toda su existencia, y es el trabajo del gobierno y de la sociedad en su conjunto ofrecer las condiciones a fin de conservarla por muchos años más.
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