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Por Nohemí Gil Vivas
Columna:

Todos tenemos algo que dar

2023-03-04 | 04:08 p.m.
Todos tenemos algo que dar
Diario del IstmoDiario del Istmo

"Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre". Sagradas Escrituras.

El dar es una habilidad un don que Dios nos ha dado y no hay una sola persona en el mundo que no lo posea. Lástima que no todos lo hacemos, por diferentes razones.

Sin embargo, no hay motivos para no practicarlo. Cuántas veces el sólo acto de dar produce una sonrisa; una palabra de aliento o una palmada en el hombro causa un gran efecto en la persona que lo recibe, porque es suficiente para mostrar generosidad.

Sí, la generosidad es mostrar que estamos dando, sin esperar nada a cambio. Cuando esa no es la motivación y se da para recibir, entonces es porque sólo hay un interés mezquino.

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Cuando sabemos dar nos sentimos útiles y satisfechos de haber cumplido con uno de los valores fundamentales aprendido en el hogar, donde se nos enseñó a compartir lo que teníamos. Nuestros padres nos dieron amor, apoyo y cuidados, y esa generosidad de ellos nos mostró la importancia que tiene el ser compartido.

¡Qué hermoso es cuando sabemos dar afecto! Ver que la persona que lo recibe se siente alagada y satisfecha y lo demuestra aún con el lenguaje corporal. Con ciertas expresiones nos hacen sentir dichosos, sabiendo que lo hemos hecho agrada a Dios. Tenemos un ejemplo hermoso en la madre Teresa de Calcuta, quien entregó su vida para servir al prójimo sin esperar recompensa.

Sin embargo, he escuchado algunas veces a personas decir que no quieren dar porque han recibido sólo ingratitud de aquellos a quienes dieron. Por eso es importante dar sin esperar nada a cambio.

Estoy segura de que, aunque esto es verdad en algunos casos, Dios siempre recompensa lo que se dio con amor y sin esperar nada a cambio. Salomón escribió este proverbio: "Hay quienes reparten, y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo que es justo, y vienen a pobreza".

En efecto cuando hemos entendido que hay muchas formas de dar, veremos que aún esos pequeños detalles suelen tener un gran impacto en la vida de aquellos quienes los reciben. Se cuenta la historia de un joven estudiante de medicina, a quien se le dañó su auto en la carretera y fue en busca de ayuda.

Después de caminar algunos kilómetros llegó cansado y sediento a la casa de una viuda muy pobre, quien le ofreció descansar y le dio un vaso de leche.

El joven sin saber la situación de ella se sintió agradecido y se fue. Años después, el ya convertido en médico, estando en el hospital un día recibió a una paciente que resultó ser la misma señora que le había dado la leche y quién estaba gravemente enferma.

Él la reconoció, la atendió, le proveyó cuidados y termino pagando los gastos del hospital". Así es, todo lo que hacemos desinteresadamente y con amor tendrá su recompensa.

El mayor ejemplo es el de nuestro Dios, quién dio su Hijo amado para darnos la redención, muriendo en cruenta cruz por nuestros pecados. Aprendamos a ser generosos.

"Es más bienaventurado dar que recibir".

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