Es alarmante la deforestación que vienen sufriendo los pocos cinturones de selva que aún quedan en la región. Y es que ninguna autoridad parece hacer algo para evitar la tala inmoderada de una parte importante de la biosfera sureña. Los daños que han sufrido las zonas boscosas saltan a la vista, y es que nadamas basta mirar en días soleados hacia la falda del cerro de san Martin y parte de la sierra de santa Martha, para darnos cuenta de la inmoderada e irracional tala que está dejando prácticamente erosionada esa parte importante de la selva conocida como de alta perennifolia.
No es posible que al paso de los años se advierta cada vez menos verde en esa región. Mientras esto pasa las autoridades forestales brillan por su ausencia y ni se les ve ni se les oye. Es cierto, el comercio ilegal de maderas no es algo nuevo, pero algo deben hacer los encargados de cuidar los bosques y no dejarle todo a los campesinos de la región, quienes no obstante recibir un recurso federal siendo dueños y poseedores de bosques, manglares, humedales, zonas áridas y selvas; esas regiones áridas evidencian lo contrario.
Se debe actuar con mano firme, pues esos sitios son el pulmón natural del planeta, pues sirven como purificadores del aire y además albergan vida silvestre, que al paso que vamos no tardando se va a declarar extinta. No está por demás recordar que la tala ilegal se sanciona con penas que van de uno a nueve años de prisión según el código penal federal Artículo 419 que a letra establece; A quien ilícitamente transporte, comercie, acopie, almacene o transforme madera en rollo, astillas, carbón vegetal, así como cualquier otro recurso forestal maderable, o tierra procedente de suelos forestales en cantidades superiores a cuatro metros cúbicos o, en su caso, a su equivalente en madera aserrada, se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a tres mil días multa.
La misma pena se aplicará aun cuando la cantidad sea inferior a cuatro metros cúbicos, si se trata de conductas reiteradas que alcancen en su conjunto esta cantidad. La pena privativa de la libertad a la que se hace referencia en el párrafo anterior se incrementará hasta en tres años más de prisión y la pena económica hasta en mil días multa, cuando los recursos forestales maderables provengan de un área natural protegida.
Recordamos aquel proverbio chino que dice; dios perdona siempre, el hombre a veces perdona, la naturaleza nunca.
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