El sur de Veracruz, tradicionalmente un bastión de la industria petrolera mexicana, se prepara para un nuevo amanecer con la inminente puesta en marcha de la Planta Petroquímica Puerto México.
El proyecto se encuentra prácticamente en la etapa final de completar las actividades de pruebas mecánicas, eléctricas y de instrumentación.
Ya recibió los permisos necesarios por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), dependencia de la Administración Pública Federal centralizada, con carácter de Órgano Regulador Coordinado en Materia Energética.
Está planeado que el próximo mes, en abril, comiencen las pruebas de comisionamiento, y se espera que en mayo se lleve a cabo la inauguración de la planta.
El proyecto promete revitalizar la economía local y posicionar a México en el escenario energético global. Ubicada en el estratégico sur de Veracruz, no solo representa una inversión millonaria, sino una apuesta por reducir la dependencia de importaciones estadounidenses y revitalizar una región con histórico potencial industrial.
Según la Secretaría de Energía (SENER), en 2023 el país gastó 4,500 millones de dólares en compras externas, un costo que limita la competitividad industrial.
A nivel mundial, la transición energética ha relegado inversiones en infraestructura gasífera, pero la demanda sigue creciendo.
Europa, tras el corte de suministro ruso, pagó precios récord, mientras que Asia incrementó sus importaciones de GNL (Gas Natural Licuado) en un 12%.
Como se sabe, la planta es un joint venture, y la inversión, que asciende a 450 millones de dólares, proviene de la empresa brasileña Braskem y la holandesa Advario, lo que refleja la confianza de capitales extranjeros en el potencial del sector energético mexicano.
Su capacidad de almacenamiento y transporte es de 80,000 barriles diarios de etano, que podrían ayudar a producir 1 millón 118 mil toneladas anuales de polietileno, plástico esencial para sectores como el automotriz y el médico.
El mercado nacional de polietileno por la empresas que usan esta materia es de 2 millones 700 mil toneladas al año.
Actualmente Braskem tiene cerca del 65% de su producción destinada al mercado nacional.
Con la Planta Petroquímica Puerto México será autosuficiente e incluso podría producir más de lo que actualmente oferta en el mercado.
Por eso la puesta en marcha tendrá un impacto significativo en la industria del sur de Veracruz, una región que ha sufrido los embates de la crisis petrolera y la falta de inversión.
De acuerdo con los últimos reportes de Pemex y la Secretaría de Energía (SENER), la producción nacional de gas natural ha presentado una ligera recuperación, pero sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda interna.
Según la Comisión Reguladora de Energía, México tiene un crecimiento anual del 2 al 3% en el consumo de gas.
Los principales sectores que consumen esta materia prima son el sector eléctrico, con un 55%; la industria, con un 30% (petroquímica, cementeras, acereras, entre otras); y el 15% está destinado a hogares y comercios en forma de Gas LP y Gas Natural.
El 45% de gas natural de la demanda se cubre con importaciones.
Hay una clara dependencia de las importaciones de Estados Unidos, ya que el 98% del gas importado proviene de Texas, vía gasoductos como Sur de Texas-Tuxpan. Solo el 60% de los gasoductos operan a capacidad total (ejemplo: el Tuxpan-Tula está subutilizado).
Es evidente que se requiere inversión en gas no asociado, ya que actualmente Pemex solo destina el 12% de su presupuesto a este rubro, frente al 70% que asigna al crudo.
México tiene reservas de gas para 20 años (según la SENER), pero, se insiste, sin inversión en producción y logística, seguirá pagando precios altos por importaciones.
Un dato importante que reportan los expertos.
Con una inversión estratégica de 10,000 millones de dólares en producción gasífera, México podría disminuir su factura por importaciones en 2,500 millones de dólares cada año
La Planta Petroquímica Puerto México en Veracruz es un paso, pero no basta sin una estrategia nacional integral que priorice el gas como recurso estratégico.
El sur de Veracruz fue, en los años 70 y 80, el corazón petroquímico de México. Sin embargo, décadas de abandono gubernamental y competencia extranjera lo relegaron.
La Planta Petroquímica Puerto México podría ser el primer paso para revertir esta situación, pero hay desafíos, entre ellos la seguridad. La región sufre altos índices de robo de hidrocarburos y violencia criminal.
En el escenario más optimista, la Planta Petroquímica Puerto México podría convertirse en un modelo de desarrollo industrial sostenible, que impulse la economía local, genere empleos de calidad y contribuya a la seguridad energética de México.
En cualquier caso, la puesta en marcha de esta planta representa un hito importante para la industria petroquímica mexicana y un rayo de esperanza para el sur de Veracruz.
El gobierno mexicano, las empresas involucradas y la sociedad civil deben trabajar juntos para garantizar que este proyecto se convierta en un motor de desarrollo sostenible y un ejemplo de cómo la industria petroquímica puede contribuir al bienestar de las comunidades y al progreso del país.
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