Ella es la que nos lleva a obrar en la palabra de Dios. El apóstol Santiago declara: ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? (Santiago 2:20-22). Si nos percatamos de la conducta de Abraham, entonces entenderemos que la fe activa actúa tan pronto como se atiende a la Palabra de Dios.
Una fe activa nos ayuda también a recibir lo que pidamos a Dios. El Señor declara: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho (Juan 15:7).
La fe activa es aquella que entra en acción, llamando las cosas que no son como si fueran. La biblia señala: Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Yahshua, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. (Marcos 5:25-29).
La mujer del flujo de sangre desató este poder en cuanto ejerció activamente su fe tocando en secreto el borde del manto del Señor.
Es aquella que no permite engaños ni pretensiones, es una fe genuina que brota de un corazón sincero, con el deseo de hacer lo correcto.
El apóstol Pablo declara a Timoteo, su hijo espiritual, su fe genuina; Pablo sabía de la total pureza y autenticidad de la fe de Timoteo por sus características naturales de su servicio, la cual declara: trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. (2 Timoteo 1:5) una fe no fingida es la que testifica de Cristo sin avergonzarse de dar testimonio del Señor, sino que participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios.
FE SIN RAÍZ. Es el tipo de fe que surge rápida y bellamente, pero que no tiene profundidad, en su mayor parte, esto se debe a que el suelo no ha sido preparado adecuadamente cavando y buscando conocimiento, guía y verdad en la Palabra de Dios. El Señor dice: Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. (Lucas 8:13).
Fe temerosa, que muestra poca confianza frente a la ansiedad y el miedo. El Señor Yahshua reprende a aquellos que por el afán y la ansiedad recelan a sufrir un daño. El Señor declara: Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así.
¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Mateo 6:30). De la misma manera, el Señor señala la poca fe de sus discípulos cuando se levantó en el mar una tempestad. Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. (Mateo 8:26).
Es aquel que cree pasivamente y acepta la Biblia literalmente, pero sin acción. Mucha gente cree y tiene fe en que Dios puede hacer todo lo que dice su palabra. Creen en milagros, pero no actúan en la palabra de Dios. La biblia revela: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. (Santiago 2:18).
Es aquella que duda, que es insegura e indecisa por falta de estabilidad en la palabra de Dios.
La biblia dice: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. (Santiago 1:5,6).
El que duda, el que tiene su fe vacilante no recibirá nada del Señor; porque el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. (Santiago 1:7,8).
Amado hermano: La Biblia nos enseña mucho sobre la fe: qué es, cómo obra, cómo desarrollarla y cómo bendice nuestras vidas. Si has entendido los niveles de fe que aquí hemos detallado y concluyes que tienes una fe regia, te felicito, pero si crees que es necesario aumentarla, te sugiero no distraigas la lectura de la palabra de Dios porque ella te ayudará a crecer en un nivel de fe más profundo.
El apóstol Pablo cita: Así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios. (Romanos 10:17). Cuando escudriñamos las escrituras y sacamos los tesoros escondidos, nuestra fe va adquiriendo cada día más profundidad y fuerza hasta volverse una fe inquebrantable.
Amado lector: Una de las grandes bendiciones que nos da el Señor por fe es la salvación.
Hoy te invito que hagas crecer tu medida de fe haciendo esta sencilla oración para la salvación de tu alma. Di así: Señor, confieso que tú eres Yahshua el Hijo de Dios. Creo con todo mi corazón que Dios te levantó de los muertos para mi salvación.
Tu eres el Mesías que vino a morir por mí en la cruz, tal sacrificio hizo que el Padre perdonara todos mis pecados, por lo que, contrito y humillado vengo a ti para pedirte perdón. Hoy te recibo como el Señor y Salvador de mi vida. Crea en mí un nuevo nacimiento para que por la fe pueda ver y entrar en tu Reino.
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