Todo un rosario de lamentaciones se escucharon el jueves pasado durante un desayuno de industriales con la prensa.
En los últimos años, pese a las importantes inversiones privadas de grandes empresas en Coatzacoalcos y en el sur de Veracruz esencialmente, ven a un gobierno que se ha quedado lejos de generar las condiciones necesarias para la prosperidad económica.
Por ejemplo, la destrozada infraestructura carretera, los niveles altos de inseguridad y, ahora, se suma la retrógrada regulación que existe en materia energética.
Incluso con el cambio de gobierno, es la fecha en que siguen esperando la conformación de algunos organismos que sirven para tomar decisiones empresariales en varios de los sectores del desarrollo, sobre todo en el petroquímico y en otros, entre ellos el desatino que ha provocado la fusión de oficinas.
La reciente incorporación de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a la Secretaría de Energía (Sener) ha desatado una ola de incertidumbre en el sector privado, particularmente en el puerto de Coatzacoalcos.
Este movimiento, aparentemente administrativo, está teniendo implicaciones profundas en la llegada de inversiones para la importación y exportación de productos clave como gas natural, amoniaco y óxido de etileno.
La situación actual pone en jaque las posibilidades de desarrollo económico en una región que depende en gran medida de la actividad petroquímica y del comercio portuario.
Iván Alejandro Brondo, director de Smart Pass, una de las empresas que labora en el recinto de Coatzacoalcos bajo la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona), ha sido claro al señalar el principal obstáculo: los permisos.
"Queremos servir de almacenamiento y que a través de nosotros descarguemos el producto al cliente desde barcos y que se puedan mandar a pipas, o al revés, para hacer importaciones y exportaciones a través de nuestras instalaciones", declaró Brondo.
Sin embargo, la transición de la CRE a un organismo desconcentrado de la Sener, aunque mantenga cierta autonomía técnica, ha provocado una suspensión temporal en la emisión de autorizaciones, afectando directamente la operatividad de empresas como Smart Pass.
Coatzacoalcos, reconocido por su ubicación estratégica y su vocación industrial, juega un papel crucial en la economía nacional.
Empresas como Smart Pass, que desde 2011 opera en la región, se dedican al manejo y almacenamiento de productos químicos y petroquímicos.
Con una infraestructura de tanques de almacenamiento, bodegas y sistemas de descarga, la compañía busca ampliar su alcance para incluir materias primas esenciales como el amoniaco y el gas natural. Sin embargo, el cuello de botella regulatorio limita estas aspiraciones.
La falta de permisos no solo afecta a Smart Pass, sino también a otras empresas instaladas en el puerto.
La dependencia de Pemex, cuya producción ha disminuido considerablemente en los últimos años, agrava la situación.
Empresas privadas están dispuestas a llenar el vacío, pero sin los permisos necesarios, la región pierde competitividad y oportunidades de desarrollo económico.
El cambio administrativo de la CRE a la Sener plantea un debate sobre la eficacia de centralizar el control regulatorio.
Si bien la transición busca agilizar procesos y optimizar recursos, los resultados iniciales muestran una paralización de actividades esenciales.
La autonomía presupuestaria limitada del nuevo organismo desconcentrado podría también convertirse en un factor limitante para responder a las demandas del sector privado.
En este contexto, Iván Alejandro Brondo destaca la importancia de estabilizar esta transición. "A muchos de los que estamos aquí les interesa (importar o exportar), el tema es el de los permisos, que nos dejen traer esos productos... principalmente que se estabilice lo de la CRE", enfatizó.
El retraso en la emisión de permisos no solo afecta la actividad económica inmediata, sino también desalienta futuras inversiones en la región.
La demanda de productos como amoniaco, gas natural y óxido de etileno está en aumento. Estos materiales son esenciales para diversas industrias, desde la agricultura hasta la manufactura. Coatzacoalcos podría convertirse en un hub logístico para su distribución, generando empleo y riqueza para la región.
Pero sin una solución rápida al problema de los permisos, esta visión quedará como una simple aspiración.
El futuro de Coatzacoalcos y su puerto depende en gran medida de las decisiones que se tomen a nivel federal. La transición de la CRE a la Sener debe ser acompañada de una estrategia clara para evitar interrupciones en la actividad económica. Es imperativo que las autoridades comprendan la importancia de agilizar los permisos y de brindar certidumbre al sector privado.
Es momento de que el gobierno priorice las necesidades de las regiones productivas y establezca las condiciones necesarias para su crecimiento.
El puerto y sus empresas están listas para dar el siguiente paso. ¿Lo estará también el gobierno?
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