""Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la Tierra, se nos permite abandonar nuestro cuerpo, que aprisiona nuestra alma al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa. Llegado el momento, podemos marcharnos y vernos libres del dolor, de los temores y preocupaciones; libres como una bellísima mariposa, y regresamos a nuestro hogar, a Dios.
Donde hay vida, existe muerte. En la historia de la humanidad, la muerte ha generado mucho miedo especialmente cuando se habla de la propia; de manera que se niega, ignora o rechaza. En la dimensión de lo temporal, en el mundo físico la muerte es inevitable, todo cuanto existe está condenado a morir y desaparecer.
El ser humano sabe que ha de morir algún día, pero en realidad nadie quiere morir. Una persona que niega la muerte, tambien se niega el placer de vivir. Sin embargo, le deja de temer cuando descubre que la muerte más que un final, es un principio. La forma de honrar la vida es una muerte digna, sin tristeza, sufrimiento o temor, para morir con libertad. Elegir una buena vida es escoger una buena muerte.
“La pérdida es la mejor manera
de aprender el valor de las cosas”.
Tanatología. El objetivo de la tanatología es la calidad de vida del enfermo terminal y evitar la prolongación innecesaria de la vida para bien morir. La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, considerada la fundadora de la tanatología, la define como la ciencia encargada de encontrar un sentido al proceso de muerte. Contribuye a que el paciente viva con dignidad sus últimos días, ubicando a su familia y amigos en la realidad del desenlace para disminuir el dolor de la pérdida. Atiende el dolor físico, el sufrimiento psicológico y espiritual, las relaciones significativas del enfermo, la última voluntad y los aspectos legales.
Pretende curar el dolor de la muerte y de la desesperanza tanto del enfermo terminal como de su familia, también de las personas que tengan ideas o conductas suicidas, con base en la prevención y la intervención. Una característica importante de la tanatología como rama de la medicina consiste en facilitar al enfermo terminal los cuidados paliativos necesarios en cualquier ámbito de acción y ayudar a la familia del enfermo a elaborar el proceso de duelo producto de la muerte de éste. La medicina forense determina la causa de la muerte y ayuda a resolver el conflicto legal que esta muerte genere.
“Si quieres conocer el pasado, mira tu vida presente;
si quieres conocer el futuro, mira tu vida presente.”
El ser humano, durante toda su vida sufre de pérdidas que van desde una desilusión hasta la muerte de un ser querido; cuando las resuelve aprende a ser una persona resiliente. El duelo es la respuesta emocional frente a la pérdida de un ser amado.
El dolor se presenta cuando una persona pierde a quien ama. Ante la muerte de un ser querido, se necesita un tiempo para aceptar la información; así pues, los ritos funerarios para honrar al difunto le dan tiempo al doliente para sanar su herida. Generalmente, cuando muere un ser querido al doliente le parece muy pronto y no acepta que ha llegado el momento de su partida.
La duración del duelo depende del tiempo que tarde el dolor intenso en transformarse en una leve tristeza. Cada persona debe tomar su tiempo y elaborar su duelo de acuerdo a su propio ritmo. Si un duelo se vive en un periodo prolongado y se obstaculiza, se puede volver en un proceso patológico que el doliente puede resolver con ayuda especializada. Cuando se vive el dolor se emprende el camino de la recuperación.
“La muerte sólo tiene importancia
en la medida en que nos hace reflexionar
sobre el valor de la vida”.
Nadie es inmune a la pérdida, como perder a un familiar, romper una relación afectiva o el simple hecho de madurar, supone atravesar diferentes niveles de duelo. Existen cinco etapas del duelo que menciona Elisabeth Kübler-Ross.
Negación, se niega la existencia de una enfermedad mortal. Puede funcionar para suavizar el dolor después de una noticia inesperada;
Ira, se toma conciencia de la muerte del ser querido, pero en lugar de aceptarla se rebela. La persona se siente incapaz de mantener el control, expresar la ira le ayuda a aceptar mejor su pérdida;
Negociación, el enfermo afronta la verdad y surge la necesidad de llegar a un acuerdo para superar la experiencia por la que está pasando;
Depresión, el paciente sufre de depresión y los sentimientos anteriores son sustituidos por una sensación de pérdida. Debe enfrentar el dolor que lleva consigo, para aceptar más fácil la realidad.
Aceptación, el enfermo no se siente tan enojado por la experiencia que esta viviendo, pero disminuye el dolor. Comienza a sentir cierta paz y puede estar bien, solo o acompañado. Cada persona, de acuerdo con su fortaleza y madurez emocional, debe encontrar su propia forma de afrontar el duelo para encontrar alivio y levantarse de nuevo.
“Todas las teorías y toda la ciencia del mundo
no pueden ayudar a nadie tanto como un ser humano
que no teme abrir su corazón a otro.”
Cuando se recibe el diagnóstico de enfermedad terminal, el enfermo y su familia experimentan un intenso sufrimiento y empiezan a vivir la pérdida. El objetivo de la ciencia médica es recuperar la salud del paciente y de los cuidados paliativos es considerar los aspectos físicos, psicólogícos y espirituales, ambos se encargan de respetar la dignidad del moribundo durante la enfermedad.
La unidad de cuidados palitivos requiere un equipo que incluye: personal médico, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos, tanatólogos y guías espirituales, cuya función va dirigida a un enfermo cuya expectativa no es la curación.
El hospice, en un ambiente independiente del servicio médico hospitalario, se encarga del cuidado de un paciente moribundo para controlar los síntomas más que la afección y atiende tanto al enfermo como a su familia. La muerte no es un estado, sino un proceso, durante este período, el objetivo principal del equipo es la atención integral para mejorar la calidad de vida, llevar a cabo el duelo para alcanzar una muerte digna y tranquila. El ser humano muere porque esta vivo y vivir cabalmente, lo lleva a morir con serenidad, libre de ansiedad y de manera digna. Una persona muere como ha vivido, de modo que bien morir se consigue por medio de un bien vivir.
“La muerte, tiene sentido…
si la vida, tiene sentido”
La religión tiene que ver con el anhelo de trascender, mientras que la ciencia aborda el estudio de la dimensión espacio-tiempo. El estudio del aspecto fenomenológico corresponde a la ciencia, pero éste es sólo una parte de la realidad.
Ciencia y religión se pueden complementar, ya que la primera, sin una visión espiritual, es estéril y la segunda, con ayuda de la ciencia, mantiene los pies en la tierra mientras observa el cielo. Es necesario el respeto al sistema de creencias y las tradiciones culturales del paciente.
Por ello, de acuerdo con la práctica religiosa del paciente, es importante dejar abierta la posibilidad de ofrecer asistencia religiosa en alguna etapa del proceso de duelo.
“El hombre que se levante por encima de su dolor,
para ayudar a un hermano que sufre,
trasciende como ser humano”.
Los estudios de la tanatología y logoterapia pretenden dar sentido a la muerte y crear conciencia de la trascendencia centrada en el sentido de la vida, esta última se encarga de devolver el valor a esta relación.
Encontrar el sentido a la vida, es importante para una persona cuando estar viva no es razón suficiente para sentirse satisfecha y con ganas de continuar en este mundo. Victor Frankl, en su libro El hombre en busca de sentido, pone de manifiesto que es necesario tener un motivo para vivir y Elisabeth Kübler-Ross en su libro La rueda de la vida, establece el principio de que el ser humano es mortal y sirve de apoyo para la revaloración de la vida.
Es importante para el doliente llevar a cabo su propio duelo y aprender a vivir plenamente en el momento presente. La tanatología y la logoterapia, son técnicas de tratamiento que ayudan a una persona a desarrollar a partir de la percepción de la muerte, una interpretación de la vida. El paciente, antes de ser enfermo es persona. Todas las experiencias en la vida del ser humano están ligadas entre sí, por esta razón la experiencia de muerte, permite dar sentido a la vida.
La contribución de ambos, Viktor Frankl y Elizabeth Kübler Ross, considera que una persona puede encontrar el sentido a su vida y morir dignamente.
“Solo cuando realmente sabemos y entendemos
que tenemos un tiempo limitado en la tierra,
y que no tenemos manera de saber cuándo se acaba nuestro tiempo,
entonces comenzaremos a vivir cada día al máximo,
cómo si fuera el único que tenemos”.
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