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Por qué dejar que los hijos se tropiecen

Por qué dejar que los hijos se tropiecen

Hacerle creer a un niño o a una niña que no son lo suficientemente capaces es más fácil de lo que pensamos. Muchas veces, al verles con dificultades para realizar una tarea retadora, nuestro instinto protector puede llevarnos a intervenir y realizarla nosotros mismos. No obstante, estudios recientes comprueban que aunque hacer esto puede aliviar el estrés en el momento, tiene un impacto negativo a largo plazo.

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Cuando un adulto lleva a cabo una tarea con la que un niño o una niña estaba teniendo dificultades, se les está dando un mensaje equívoco: lo hace el adulto porque tú no puedes. Esto no solo les genera una creencia negativa acerca de sus capacidades, sino que les hace pensar que no vale la pena esforzarse, ya que sin importar lo retadora que sea una actividad, siempre habrá un adulto que la solucione.

La forma correcta de ayudar

En lugar de intervenir –lo cual solo debemos hacer si se nos solicita– hemos de ayudarles en su proceso creativo de soluciones. Hay una diferencia abismal entre aconsejar cuáles podrían ser los siguientes pasos en la resolución de un problema, y resolverlo nosotros. Con preguntas como: “¿qué crees tú que se deba hacer a continuación?”, además de incentivar su creatividad, les hacemos ver que confiamos en que pueden lograrlo.

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