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¿Cómo parar de pensar en el trabajo al salir de la oficina?

¿Cómo parar de pensar en el trabajo al salir de la oficina?
Sabemos que el descanso nos hace más productivos. Cuando nos ofuscamos en encontrar una solución a un problema, raras veces lo conseguimos. Esto, porque nuestro cerebro necesita de un descanso o espacio para procesar información. Constantemente estamos absorbiendo data, pero tenemos muy poco tiempo para procesarla. Cuando tomamos un descanso, le damos una oportunidad de aplicar la información y conectarla con otras ideas y pensamientos.

La psicología moderna utiliza el término "rumiar" para describir ese comportamiento en el que encapsulamos un pensamiento y lo revisitamos a cada momento. Rumiar es lo que hace el ganado cuando se alimenta. Toma su comida, la mastica, la traga, y luego la regurgita para continuar masticándola. Algo así como lo que hacemos con pensamientos, ideas y frustraciones que no logramos resolver o que resolvimos de una forma que no nos satisfizo y se queda enganchado a nuestra mente. Lo preocupante es que cuando rumiamos, activamos la respuesta de estrés en todo nuestro cuerpo.

La realidad es que en el trabajo estamos tan ocupados, que pocas veces sentimos el estrés de la misma forma que lo experimentamos en el camino de regreso a la casa, a la hora de dormir o cuando se supone que estemos pasando tiempo con nuestros seres queridos.

Lograr desengancharse

Las horas libres son para recargar las energías físicas y emocionales. El que nos quedemos enganchados pensando en el trabajo, repasando los mismos pensamientos y preocupaciones una y otra vez no solo nos debilita para encontrar soluciones sino hace que tengamos mal humor, comamos desmedidamente, no podamos dormir adecuadamente. Incluso puede aumentar nuestro riesgo de enfermedad cardiovascular y perder la capacidad para planificar acciones futuras o inhibir respuestas inapropiadas, lo cual a la larga hace nuestro trabajo y relaciones aún más complicadas.

El psicólogo y autor Guy Winch explica: "Podemos decidir si responder a un correo electrónico o dejarlo hasta el próximo día, o si queremos intercambiar textos con ideas sobre proyectos de trabajo que nos entusiasmen.  Pero la rumiación es involuntaria e intrusa. Aparece en nuestra cabeza cuando no queremos que lo haga. Nos molesta cuando queremos estar tranquilos. Nos enciende cuando intentamos apagarnos. Y son muy difíciles de resistir, porque pensar en todas nuestras tareas pendientes se siente urgente. Preocuparse ansiosamente por el futuro se siente convincente. Rumiar siempre se siente como si estuviéramos haciendo algo importante, cuando de hecho, estamos haciendo algo dañino".

También establece que la piedra angular para crear un balance saludable entre la vida personal y el trabajo no existe en un mundo real, sino más bien en nuestra mente. La clave está en adiestrar a nuestra mente para que deje de rumiar y busque soluciones concretas y viables. Nuestra mente no juzga los comandos que le damos. Simplemente los recibe y ejecuta. Es por esto que la Neurociencia ha logrado demostrar que podemos condicionar nuestro comportamiento con estímulos muy sutiles. Tan sutiles que a veces parecen cosas insignificantes, pero realmente hacen una gran diferencia.
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