Loret contra el español

México | 2023-03-27

El portal Latinus publicó un reportaje llamado “Libros para la militancia”, de Loret de Mola

Consiguieron los nuevos libros de texto de la SEP, y encontraron una serie de contenidos que, como dice el conductor del programa, Carlos Loret, harían a su audiencia “irse de espaldas”. Entre ellas enlistan que a los niños los enseñan cómo organizar asambleas, qué es una plenaria, cómo protestar contra las autoridades, y “que «dijistes», «buscastes», «estuvistes» está bien dicho”. Según Loret, los libros «quieren hacer de las escuelas una fábrica de militantes de Morena».

El reportaje dice que los nuevos libros “tienen faltas de ortografía” y “desdeñan el uso correcto del lenguaje”. Se les acusa de mostrar ilustraciones “con niños de escasos recursos, en salones con paredes de madera y techo de teja”, además de que “normalizan el uso de la consonante “s” al final de los verbos, ya que esto sucede por las diversas maneras de hablar de la población”.

Con una búsqueda ni siquiera muy exhaustiva se puede encontrar el material de los nuevos libros de texto de primero de primaria en el sitio del profesor Alex Duve, que se dedica a difundir y explicar materiales docentes. El profesor, a su vez, los descargó del sitio de la SEP -donde ya no están disponibles-. Aunque la SEP no ha confirmado la autenticidad de estos materiales, es poco probable que se trate de documentos apócrifos, si bien es verdad que todo es material en edición.

El reportaje de Loret desató reacciones muy esperables, especialmente de parte del público a quien va dirigido, mayoritariamente adverso al proyecto gobernante. Su repudio a lo que han logrado ver de los mencionados libros (de los que el reportaje apenas muestra fragmentariamente unas cuantas páginas) se basa en alguna de las siguientes cinco razones, que me propongo a desmontar a continuación:




Esta crítica es curiosa porque viene de voces más “progresistas” e ilustradas. El argumento que aducen es que, aunque está bien reconocer que el español (como cualquier lengua) tiene variantes, algunas de esas variantes (la estándar y las que más se le parezcan) son de prestigio, mientras que las variantes populares están estigmatizadas. Eso es una verdad del tamaño de una catedral. Sin embargo, continúa el argumento, no enseñarles a los niños la variedad estándar sólo va a repercutir en que sufran mayor discriminación y rezago social.

El argumento es errado por dos razones: primero, no es verdad que se deje de enseñar la norma estándar. A los niños se les sigue enseñando la norma académica tanto en la expresión oral como en la escrita, eso no ha cambiado. Segundo, lo que sí se les enseña a los niños es a no sentirse menos por la variedad de español que hablan y a no discriminar a otros por hablar diferente.

¿No es eso a lo que aspiramos como sociedad democrática e incluyente? El pretexto de que reconocer la diversidad de hablas “amplía la brecha social” no tiene fundamento.

En suma, ninguno de los grandes temores que trata de infundir el reportaje de Loret sobrevive al más leve escrutinio racional. Esto, desde luego, no lo digo para convencer a los detractores del Presidente, que ni aunque se les muestren los resultados de más de cien años de ciencia del lenguaje van a cambiar sus prejuicios por razones.

Me interesa más que quienes apoyan un proyecto que combate abiertamente el racismo y el clasismo comprendan que detrás de nuestras ideologías sobre el lenguaje hay mucho de estos dos flagelos, y este es el tipo de problemas que trata de enfrentar la nueva escuela. Habrá cosas que criticarles a los libros de texto (la adecuación de las actividades, la relación con los programas, la coordinación con las otras materias, etc), pero eso ya lo analizarán desde su experiencia los docentes y los padres de familia.

También hay que recordar que, como reportó en su momento Hernán Gómez Bruera, hay una batalla entre las grandes empresas editoriales y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), pues este gobierno canceló los contratos millonarios con los que estas empresas producían los libros.

Apenas hace unas semanas, en la inauguración de la FIL de Minería, organizada por la UNAM, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Hugo Setzer, se quejó de que la SEP no les ha informado sobre la cancelación de los contratos para la producción de los libros de texto.

Según el reporte de Gómez Bruera, “las ventas en ese ámbito abarcan más de 350 títulos, más de 37 millones de ejemplares y una facturación total que es casi la mitad de todo lo que ingresa en la industria editorial mexicana”.

Las empresas privadas están perdiendo un negocio multimillonario al no ser más las beneficiarias de los contratos de la Conaliteg. Loret de Mola, junto con otros comunicadores, está emprendiendo una batalla en contra de la SEP en represalia por esta medida. Y su mejor arma es, como siempre, explotar el prejuicio de una clase media que se cree ilustrada y en la que remueve el temor de que este gobierno “no sólo es de ignorantes, sino que quiere hacer ignorantes a todos”. Ojalá comprendan que sólo los está usando.