México | 2024-09-11
A solo unos días de que en nuestro país se conmemore un aniversario más del Día de la Independencia de México, los mexicanos se alistan para recordar y celebrar el comienzo del levantamiento de armas que el cura Miguel Hidalgo y Costilla, en el pueblo de Dolores, por medio del repique de las campanas que hizo sonar el campanero de la parroquia, José Galván, durante la madrugada del 16 de septiembre, para luchar contra el dominio de los españoles. Una guerra que se ganó 11 años más tarde, un 27 de septiembre de 1821, con la entrada triunfal del Ejército Trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide junto a Vicente Guerrero, a una jubilosa Ciudad de México.
Para recordar a los héroes que nos dieron patria y libertad, los mexicanos dan cátedra de festejo, pues en la mayoría de los hogares, se celebra con el toque característico que solo un tricolor puede hacer.
En estas Fiestas Patrias, entre los platillos más emblemáticos está el pozole, un guiso de maíz nixtamalizado y carne; los chiles en nogada, que representan los colores de la bandera; y los tamales, que ofrecen distintas variedades.
También son populares el guacamole como acompañante y los esquites, un antojito de elote. En lo que respecta a las bebidas, no puede faltar el tequila, símbolo nacional, y "la bandera", una mezcla de jugo de limón, tequila y sangrita. Tampoco se olvida el atole o champurrado, bebidas calientes a base de maíz, complementan la celebración.
Estos elementos fortalecen la cena y celebran la rica cultura mexicana en el Día de la Independencia; no obstante, ¿sabías que hay una historia perturbadora detrás de la elaboración del pozole?
El pozole, un platillo emblemático de la gastronomía mexicana, tiene un origen que revela una fascinante y oscura historia. Su nombre viene del náhuatl "pozolli", que significa "espumoso", y se hace a partir de una base de maíz cacahuazintle, el cual se cuece hasta que los granos se abren, creando una apariencia similar a la espuma.
Este platillo era consumido desde la era prehispánica, incluso por el emperador Moctezuma, como ofrenda al dios Xipe Totec, asociado con la fertilidad y la guerra. No obstante, la historia del pozole no solamente es un relato de tradición culinaria; sino que también envuelve la brutalidad de sacrificios humanos.
Documentos de la época colonial explican que, en sus comienzos, el pozole se preparaba con carne humana, proveniente de guerreros cautivos en las llamadas "Guerras Floridas". Este ritual no solamente tenía un significado religioso, sino que también se consideraba un acto de fuerza y poder.
A medida que la cultura y la gastronomía evolucionaron, el pozole se fue adaptando. Luego de la llegada de los españoles, la carne humana se remplazó por carne de cerdo, pollo e incluso de xoloitzcuintle, un perro endémico de México.