Coatzacoalcos | 2023-07-11
PORQUE PARA DIOS SOMOS GRATO OLOR DE CRISTO EN LOS QUE SE SALVAN, Y EN LOS QUE SE PIERDEN; A ESTOS CIERTAMENTE OLOR DE MUERTE PARA MUERTE, Y AQUELLOS OLOR DE VIDA PARA VIDA. 2 corintios 2:15-16.
El olor es un aroma que emana de algo o de alguien y que se percibe por el olfato. Hay olores agradables capaces de arrancar en alguna persona una expresión de halago. Pero también, hay olores desagradables que causan molestia e incomodidad.
La biblia nos narra que cuando Noé ofreció holocausto a Yahweh después del diluvio, Dios percibió un olor agradable por esa ofrenda. (Génesis 8:20-21).
También nos dice que Isaac, uno de los patriarcas, percibió el olor de sus vestidos de su hijo Jacob y dijo que el olor era como el olor del campo. (Génesis 27:27). Cada uno de estos dos casos tiene un olor peculiar así como cada cosa que hay en la Tierra.
Las flores tienen su olor, asimismo los árboles, la hierba, las semillas, los frutos, los animales, el mar, la tierra, el aire, etc. cada uno de ellos tienen el olor que lo caracteriza porque de y no lo pueden cambiar.
Pero el hombre, tiene la particularidad de tener dos olores, el físico y el espiritual, y tiene la libertad de cambiar dichos olores cuando estos se vuelven fétidos, maloliente o sin fragancia, buscando que su olor sea agradable, placentero, gustoso.
En el caso físico, cuando una persona decide ser particular, o fuera de lo común, se perfuma con un agradable aroma y sella su personalidad con un olor singular. En el caso espiritual, pasa cuando decidimos aceptar al Señor Yahshua en nuestro corazón.
Cuando el evangelio de Yahshua se nos revela, tomamos la decisión de ser únicos y especiales con un nuevo carácter y sellamos nuestra personalidad con el olor de Cristo para salvación nuestra y vida eterna.
A Dios, el olor que le agrada es el de las ofrendas que se dan con una buena actitud; para Dios es una ofrenda de olor fragante. (Levítico 1:1-9). Recordemos la ofrenda de Abel y Caín; Dios miró con agrado la ofrenda de Abel porque él la dio de corazón. Fue una ofrenda generosa y agradecida; mientras que la ofrenda de Caín fue con una actitud contraria a la de su hermano Abel. (Génesis 4:3-5).
Nosotros los cristianos debemos oler muy bien para Dios ofrendando con todo nuestro corazón con la misma actitud que tuvo Abel, para que el grato olor de Cristo en nosotros sea ofrenda agradable a Dios.
Cada día debemos de cuidar nuestras obras y lo que hablamos; que como panal de miel destilen nuestros labios, y que en nuestra lengua siempre haya leche y miel, y que de nuestros vestidos salga olor como el olor del Líbano. (Cantares 4:11).
Manifestar en todo lugar el olor del conocimiento del evangelio de Yahshua es deber de un cristiano, él debe andar siempre en amor como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios 5:2).
Ahora que Cristo vive en nosotros, debemos ser una ofrenda a Dios con el olor de Cristo. Nuestros pensamientos y nuestras obras deben ser conforme a la naturaleza de Cristo como hijos de luz.
Ofrendando para Dios en el Espíritu el olor grato de Cristo en bondad, en justicia y en verdad en todo tiempo, sacrificando nuestro modo de hablar perverso por el grato olor de Cristo, hablando con palabra siempre con gracia sazonada con sal. (Colosenses 4:6).
Ceñidos nuestros lomos con la palabra de verdad, y que todas nuestras injusticias sean cambiadas por la coraza de la justicia de Dios (Efesios 6:14), despidiendo olor fragante delante de su presencia, ya que Dios espera en cada uno de sus hijos respirar el grato olor de Cristo, y no el desagradable olor de muerte que emana de personas que no aceptan el evangelio de Cristo para su salvación; este olor es fétido y putrefacto, aroma que Dios rechaza, porque estas personas se pierden siendo partícipes en las obras infructuosas de las tinieblas, y estas obras no predican el evangelio de Cristo y mucho menos salvan las almas, porque el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo el cual es la imagen de Dios. (2 Corintios 4:4).
Este tipo de personas se pierden en el mundo obrando en maldad e inmundicias que los hacen caer en pecado, y como la paga del pecado es muerte (Romano 6:23) pierden su alma, y sus obras hacen que de ellos salga el olor fétido de muerte para muerte.
Mas en Cristo no es así, porque la dádiva de Dios es vida eterna en Yahshua Señor nuestro, y olor de vida para nosotros los que creemos, y olor fragante para Dios. Toda la biblia, que es la palabra de Dios, los libros, los evangelios del Señor Yahshua, y todas las epístolas, despiden olor fragante que emana desde el mismísimo trono de Dios para bañar las almas de sus hijos, aquellos que aman al Hijo de Dios.
Amado lector: ¿alguna vez te has preguntado a que hueles? ¿Despides grato olor de Cristo por haber creído en el evangelio de salvación, o despides el desagradable olor de muerte que emana de un alma no regenerada, dañada y lacerada por los pecados del mundo?
Si despides olor de muerte, te aconsejo creas en el evangelio de salvación y te acerques a Dios y abras tu corazón al Señor Yahshua y salves tu alma en esta sencilla oración de fe. Di así: Padre mío, creo en la obra redentora de tu Hijo Yahshua en la cruz. Hoy creo que soy un pecador y me arrepiento y te pido perdón.
En esta hora, abro mi corazón y recibo al Señor Yahshua como mi único y suficiente Señor y Salvador. Te ruego regeneres mi vida, y me hagas una nueva criatura en Cristo. Hoy, Padre Santo, he decidido ser grato olor de Cristo en tu presencia. Amén. Bendiciones.