UNA MORADA TE ESPERA (Parte uno)

Un rayito de luz en las tinieblas; UNA MORADA TE ESPERA (Parte uno)

Coatzacoalcos | 2024-01-30

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Yahshua le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:1-6).

Una morada es un lugar donde habita una familia o una persona que reside de manera permanente o temporal. Si bien tenemos una morada temporal en la tierra, no debemos dudar que también tenemos UNA MORADA CELESTIAL, una morada eterna, pues esto es la revelación del Señor Yahshua a sus discípulos al verlos turbados por su pronta partida. Sin embargo, para habitar las moradas celestiales, primeramente necesitamos creer en el Señor Yahshua que dice que las hay como se lo pidió a sus discípulos que debían de creer en Él como creían en Dios.

El libro de Génesis capítulo 2 verso 8 dice que Yahweh Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

Al principio de los tiempos Dios ya había hecho una morada para habitación del hombre que era el paraíso, pero la desobediencia del hombre hizo que Dios lo echara fuera, y viviera en la tierra de donde fue formado. (Génesis 3). Pero la primera morada, el paraíso, está esperando nuestro retorno, el Señor Yahshua la preparó para nosotros. Recordemos los momentos de tormento en el Gólgota cuando el Señor fue sacrificado, uno de los malvados dijo: acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Yahshua le dijo: de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

(Lucas 23:42,43). La palabra de Dios es verdadera, HAY UNA MORADA CELESTIAL ESPERÁNDONOS; ella está preparada para ser ocupada por nosotros. Fue necesario que el Hijo de Dios visitara esta morada terrenal para hacernos saber cómo abríamos de heredarla ya que queda muy poco tiempo para que las últimas profecías se cumplan.

Dios nos ama y quiere nuestra salvación y vida eterna, y que ocupemos las moradas que preparó para nosotros, porque pronto derramará su ira sobre el mundo pecador y las almas que no se hayan arrepentido perecerán.

La palabra de Dios dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. (Juan 3:16,17).

Las almas son de Dios, y en su misericordia, quiere recuperar las extraviadas y perdidas y volverlas a casa, a su habitación junto a Él.

Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Yahshua, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. (1 Tesalonicenses 5:9,10).

El Señor afirma por el Espíritu Santo derramado en el apóstol Pablo, que donde él esté también nosotros estaremos. Esta es la promesa que hizo el Señor a sus discípulos: Y si me fuere y os PREPARARE LUGAR, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:3).

Lo que le estaba diciendo el Señor a sus discípulos, es que era necesario que Él partiera pero que volvería por ellos y esto tiene que ver con el levantamiento de su iglesia en las nubes. Su palabra dice: PORQUE EL SEÑOR MISMO CON VOZ DE MANDO, CON VOZ DE ARCÁNGEL, Y CON TROMPETA DE DIOS, DESCENDERÁ DEL CIELO; Y LOS MUERTOS EN CRISTO RESUCITARÁN PRIMERO. LUEGO NOSOTROS LOS QUE VIVIMOS, LOS QUE HAYAMOS QUEDADO, SEREMOS ARREBATADOS JUNTAMENTE CON ELLOS EN LAS NUBES PARA RECIBIR AL SEÑOR EN EL AIRE, Y ASÍ ESTAREMOS SIEMPRE CON EL SEÑOR. (1 Tesalonicenses 4:16,17; 1 Corintios 15:51-58). Se trata de una venida literal y personal de Cristo, un momento en que todos los que han muerto en la fe serán resucitados, y los que estén vivos cuando él regrese, serán transformados para ser llevados a su hogar celestial. No debemos dudar ni dejar que nuestra fe decaiga al pensar que si morimos físicamente no alcanzaremos a heredar las moradas celestiales; porque a través del apóstol Pablo Dios dijo: Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. (2 Corintios 5:1).

Verdaderamente hay una morada, una habitación en el cielo preparada para los que creen y tienen fe en el Señor Yahshua porque la vía entre nuestra morada terrenal y la morada celestial es el Señor Yahshua, el Hijo de Dios. Por esta razón era necesario que el Señor partiera de este mundo. Era necesario que el Señor Yahshua padeciera en el madero. (Isaías 53). Solo el Señor sabía que tenía que pasar por un momento muy angustioso en el calvario, para heredarnos las moradas celestiales; solo Él es el autor de este camino, el Señor tiene ese derecho; por eso cuando los discípulos le preguntaron cómo sabrían el camino, el Señor respondió: YO SOY EL CAMINO, nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6). El Señor Yahshua es el camino nuevo y vivo, su carne es la que nos abrió este camino. (Hebreo 10:20).

Fue el sacrificio en el calvario quien abrió el camino, y el pase para las almas es la fe por haber sido salvo y perdonado, fe que llevará al creyente a poseer las moradas de Dios. Pero debemos tener presente que la venida del Señor Yahshua, no se trata de su segunda venida para juicio, sino para levantar a su iglesia.

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