Monterrey | 2023-03-15
En los distantes años de 1981, que temporalmente me hallé en la capital del país, se me dio la oportunidad de trasladarme durante un vuelo aéreo de viaje redondo a la industrial ciudad de Monterrey, para quedar junto al contingente de seguidores y simpatizantes porteños del diputado federal (1979-1982) Luis Alberto Gómez Grajales.
Que, como sus correligionarios, asistiríamos a la convención política en dicho emporio neolonés del naciente Partido Social Demócrata, con su reciente registro oficial obtenido, claro resultado de la reforma política de 1977; concentración partidista donde se diera lugar a la lectura de distintos documentos organizativos, al igual que la designación de comisiones creadas conforme a los estatutos.
A la mañana del domingo siguiente, en que siguieron y concluirían los trabajos partidarios, se haría la nominación del abogado y fundador, Lic. Manuel Moreno Sánchez (1908-1993) quien, en su juventud, fuese entusiasta orador cuando la campaña vasconcelista de 1929 y mediante la cual cultivó amistad duradera con el Lic. Adolfo López Mateos.
Ahora para ser postulado como un candidato opositor a la Primera Magistratura; solo que a mí no me fue posible permanecer del todo, hasta la terminación del evento, por emprender la partida de retorno alrededor del mediodía, y así llegar a presentarme a laborar el lunes inmediato.
El caso es que sin contratiempo alguno me movilicé al aeropuerto regiomontano y, con las reservaciones anticipadas hechas, emprendí el regreso hacia la ciudad de México mirando por la ventanilla el grato panorama soleado que había ante la vista, hasta el momento de tocar tierra en el aeropuerto central para, luego después, efectuar el trasbordo a otra nave rumbo al terruño sureño; solamente que enfilados por la ruta del Golfo se empezó a sentir el efecto de las ´bolsas de aire´ derivadas de fuertes turbulencias, provocadas por un estado de tiempo anortado peculiar, cuya zozobra terminó al tocar el campo de aterrizaje en Canticas.