| 2024-06-26
La persona con buen comportamiento Cívico se caracteriza por su trato amable, por su compañía agradable, porque los demás se sienten a gusto, aceptados y valorados en su compañía; cuando no es así, a menudo significa que las buenas maneras son un barniz, una pose, falta de convencimiento y de sinceridad. Y la mentira y el fingimiento, aunque se vistan de lindas maneras, producen desconfianza, malestar y rechazo en los otros.
Quienes han hecho de las buenas maneras un barniz superficial han construido, en realidad, un código absurdo que no está al servicio de la dignidad del otro y que, a menudo puede disimular, actitudes irrespetuosas e incluso agresivas hacia los demás. Así por ejemplo, en muchos contextos sociales se ha hecho objeto a la mujer de atenciones y muestras de amabilidad, al tiempo que se la relegaba en los puestos de trabajo y se le negaba una auténtica presencia en el tejido social, la participación en la gestión pública y democrática, el acceso a la cultura e incluso la participación en igualdad con los hombres en las ceremonias religiosas. El voto femenino, el acceso de las mujeres a la universidad, la presencia de la mujer en el mundo laboral, son victorias recientes -pero aún de implantación escasa- de la mujer en el mundo moderno, y aún, en muchos casos no puede ejercerla plenamente en igualdad de condiciones y de Trato con el hombre.
El trato amable de los hombres hacia las mujeres es, básicamente el de una persona hacia otra, y no debe esconder, Cómo ha sucedido durante demasiado tiempo, la discriminación hacia ellas.
El logro de una plena igualdad entre hombres y mujeres es uno de los objetivos más importantes de la sociedad contemporánea, sin el cual no podría llamarse a sí misma ni democrática ni justa.