| 2024-01-29
1. En Latinoamérica y el Caribe se viven procesos en los que cohexisten antiguas y nuevas revoluciones. Las contemporáneas se llevan a cabo en Venezuela, Bolivia, Ecuador (truncada) y México. Tienen la característica de que, a diferencia de lo ocurrido en Cuba y Nicaragua, son revoluciones impulsadas por grupos de revolucionarios que han tomado el poder por la vía pacífica, utilizando para ello las urnas. Cuba y Nicaragua, se trató de revoluciones armadas. Esto es distinto a los movimientos de la izquierda progresista de Brasil y Colombia, por ejemplo.
2. Se trata de proyectos de largo alcance, en ello se parecen a las antiguas revoluciones, no son proyectos cuatrianuales o de seis años. En el caso de Venezuela, la Revolución Socialista del Siglo XXI (que con la crisis que vivió Maduro, después de la muerte de Chávez, han reordenado su ruta, pero son firmes en cuando al legado chavista). En Bolivia, se trata de un proyecto largamente indigenista que lo mantuvo en el poder desde 2006 hasta 2018. Hoy existen diferencias entre el actual presidente Luis Arce y Evo. En Ecuador, Lenin Moreno traicionó a la Revolución Ciudadana y en México, se trata del proyecto humanista de la 4T.
3. Pero están condicionados por la democracia liberal. Al elegir las elecciones como vía para llegar al poder, que en Latinoamérica y el Caribe la democracia tiene otras connotaciones con respecto a occidente, estas revoluciones están sometidas a cumplir con el ritual de este tipo de democracia y a demostrar que esa es una vía legítima para que el pueblo gobierne. Tanto en Venezuela como en Bolivia, lo mismo en Ecuador que en México, se ha avanzado hacia una democracia social y de participación directa, lo que implica reformas y avances sustanciales que distinguen a estas fuerzas de aquellas vinculadas con las oligarquías locales.
4. Las oligarquías locales no entienden de democracia cuando ven afectados sus intereses. En Venezuela, apenas había tomado el poder Chávez y ya estaban organizando una marcha para expulsarlo y tomar el poder. En Bolivia, le organizaron un golpe de Estado a Evo Morales, en 2018. En 2015, Rafael Correa presumía en sus "mañaneras" sabatinas que gozaba del 70 por ciento de apoyo. Dos años después, Lenin Moreno traicionaba a la Revolución Ciudadana. En México, el Poder Judicial juega en la cancha de la oligarquía local y hace todo lo posible por llevar la contra al gobierno de Obrador.
5. La diferencia con respecto a otros movimientos de izquierda, como en el caso de Brasil y de Colombia, es que buscan la transformación mediante un proyecto que no es sólo electoral sino social. Las revoluciones de Venezuela, Bolivia, Ecuador (truncada) y México se plantean una transformación en la que no gobiernan a nombre del pueblo, sino que es el pueblo el que gobierna. En el caso de Brasil y de Colombia, se trata de gobiernos que gobiernan para el pueblo. Esto no es ningún matiz es una profunda realidad que hace distintos a unos y otros gobiernos.
6. Estos gobiernos son producto de movilizaciones sociales. En Venezuela, la lucha por la igualdad y la democracia y el reparto del poder entre dos partidos políticos durante décadas. En Bolivia, contra el racismo y las desigualdades que encarnó el movimiento indígena, sin este movimiento social no habría Evo Morales ni Luis Arce. En Ecuador, movilizaciones contra las élites partidistas surge la Revolución Ciudadana. En México, movilizaciones contra el uso del poder y la democracia para beneficio de la oligarquía.
7. Aquí no estamos hablando de revoluciones de corte socialista/revolucionaria como ocurría en el siglo pasado. Creemos que el paradigma de las revoluciones ha cambiado en el siglo XXI, sin que por ello desvaloricemos a quienes siguen pensado como en el pasado, en la revolución comunista. En el caso de Latinoamérica y el Caribe coexisten diversas experiencias que se están fraguando al calor de la lucha contra el neoliberalismo. En la actualidad, se están experimentado con revoluciones pacíficas que han tomado la vía electoral como una forma de llegar al poder. Veremos qué pasa.
8. No son revoluciones anticapitalistas, son revoluciones antineoliberales, salvo en el caso de Venezuela que claramente se ha planteado el tema del socialismo bolivariano. Los pueblos latinoamericanos y caribeños están experimentando. Nada está dicho, pero no queremos valorarlas con herramientas del pasado. Lo que sí tenemos claro es que debemos mirar y poner atención a la creación de paradigmas distintos a los del siglo pasado XIX y XX. Se trata de revoluciones en donde se han vivido distintas experiencias como el enfrentamiento de Venezuela con EU, mientras que otras coexisten con EU, como en el caso de México.
9. Son revoluciones que se plantean en el marco de las teorías del progreso occidentales. Todos los gobiernos tienen claro que si llegan al poder deben mejorar la condición material de sus pueblos. En Venezuela, durante el gobierno de Chávez, aprovechando el beneficio de los precios del petróleo hubo inversiones en infraestructura, salud, educación, vivienda. En Bolivia, los vendedores de autos, las nuevos centros y áreas comerciales, el incremento de los salarios que trajo la reactivación del mercado interno, consolidó a Evo Morales como gobernante. En México, 2.7 billones en programas sociales entre 2019 y 2024.
10. El Estado es reubicado en la construcción de las nuevas naciones. Esto es lo fundamental, el hecho de que el Estado y sus instituciones tiene un nuevo eje sobre el que gira: que es el pueblo y no la oligarquía. No es sólo una reafirmación del Estado como actor de la economía que lo es: en Venezuela, retoma el control de la paraestatal Pdvsa. En Bolivia, el control de las minas, pero sobre todo del litio. En el caso de México, la recomposición de la industria petrolera y eléctrica.
11. Cambios jurídicos. En el caso de Venezuela (en 1999) y Bolivia (en 2009) modificaron el orden legal. Los estados se transformaron en entidades en donde se declaró inclinada al tipo de socialismo del Siglo XXI. Bolivia, se definió como un Estado con múltiples nacionalidades. Ecuador, en 2008, se declaró en un Estado plurinacional e intercultural. En el caso de México, el presidente Obrador ha mencionado que su corriente no contempló una reforma constitucional. Sin embargo, el Plan "C" es un cambio sustancial al orden constitucional.
12. Juegan en campos mundiales diferentes. México, la Revolución de las conciencias lo hace en el campo estadounidense. Venezuela, en la región asiática, al igual que Bolivia. Tanto Venezuela como Bolivia, han tenido una relación de conflicto con el gobierno estadounidense y sus instituciones, que intentan regresar a relaciones de vasallaje como en el pasado. Ecuador, políticamente está inclinado hacia los Estados Unidos, de momento, con el gobierno de Daniel Noboa, un empresario vasallo de las políticas estadounidenses. En el caso de las revoluciones cubana y nicaraguense, ambas se ubican en el campo de chinos y rusos.
Continuará.