Coatzacoalcos | 2023-08-14
En 1968 época de rock, hippies, paz y amor, Beatles, Chicago, La Revolución de Emiliano Zapata, minifaldas, pelo largo, pantalones a la cadera y acampanados.
A un grupo de jóvenes ilusionados nos reunió el destino para recorrer juntos, por cinco años, los pasillos de la gloriosa secundaria y preparatoria "MAG".
De los iconos de aquellos tiempos John Lennon, un soñador, nos invitaba con su canto a imaginar un mundo sin fronteras, donde la gente viviría en paz; el Che Guevara, un guerrero, nos alentaba a perseguir nuestros sueños sin desmayar "Hasta la victoria siempre" y Dios guió nuestros pasos juntos, quizá por eso fuimos, somos y seguiremos siendo siempre, una generación de soñadoras y soñadores, guerreras y guerreros bendecidos por la vida.
Fueron años donde las chicas con sus minifaldas azules y calcetas blancas, hacían de nuestros salones un jardín con flores de todos colores y tamaños; su presencia siempre embelleció nuestros días y despertaban en nuestras mentes las primerass dudas existenciales.
¿Le digo que la acompaño? ¿Le cargo la máquina de escribir?; entre sus pasatiempos estaban los chistes pícaros en el baño de damas, las reuniones en casa de cualquiera de ellas para hacer pasarelas, bailar y contar chismes de las recientes parejitas.
Por otro lado, los varones formábamos una banda ruidosa que descubriendo el mundo no le alcanzaba el tiempo para juegos y maldades, fueron clásicos los cuadernos despedazados por el ventilador, chicles en los asientos y otras barbaridades que no vale la pena describir, pero que seguramente recuerdan.
Buenos tiempos donde con unos litros de horchata, unas galletas con jamón del diablo y una grabadora se armaban divertidas fiestas a ritmo de Credence, Santana y las bandas de rock de la época; aprendimos que para disfrutar la vida no se requiere mucho: buena compañía y vivir el momento.
Mención especial merecen las escapadas a la playa donde varios de los varones aprendimos a nadar y llenamos el baúl de los recuerdos con anécdotas de playa y escolleras, que después derivaron en aquellos inolvidables días de semana santa a la orilla del mar comiendo ceviche, un clásico que gracias a Dios hasta la fecha podemos disfrutar.
Lo bohemio surgió con la estudiantina que, formando parte del programa escolar, dio paso a las serenatas con motivo del cumpleaños de la novia, día de las madres, del amor y la amistad, en fin, cualquier pretexto era bueno para amanecer en la bohemia.
Un día de este mes de agosto, hace medio siglo llegó el momento de despedirnos, después de la misa de agradecimiento cerramos el ciclo con el baile de graduación amenizado por los Aragón y Los Fratelos.
Había que prepararse profesionalmente, tomamos rumbos diferentes y comprometidos con nuestros ideales, luchamos nuestras batallas siguiendo el consejo de Serrat.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. A la fecha algunos dejaron esta vereda y se iniciaron en senderos superiores, pero siempre estarán en nuestra memoria, los que quedamos nos reunimos con cualquier pretexto porque la amistad es un tesoro que vale la pena conservar; 50 años después como compañeros y amigos entrañables nos volvemos a encontrar para seguir.