Por el cambio positivo, verdadero y actual

Veracruz | 2020-04-29 | Rafael Arias

Anticorrupción y austeridad son aspectos importantes de las políticas de cambio anunciadas y respaldadas, con algunos reconocidos logros y avances federales, enfocados a mayorías, antes olvidadas y desatendidas.


Imprescindible sustentarlas y fortalecerlas, para persistir, aplicar y extender sus alcances; urgente, hacerlas realidad en los gobiernos estatales y municipales, en donde, por desgracia y salvo excepciones, con frecuencia tienen poca, lenta o nula aplicación, porque se simula o distorsiona; y hasta se abusa, corrompe y delinque.


En todo caso, situación propiciada o apoyada, por la baja o nula participación ciudadana y social, que destaca por su desinterés e indiferencia; incluso, en muchas ocasiones, identificada porque favorece y sirve, para generar irresponsabilidad, complicidad y delincuencia.


Ni hablar del cuestionado Poder legislativo que, en su costosa comodidad, brilla por su ausencia.


Así, el mismo gobierno federal, señala y resalta algunas actitudes y aptitudes necesarias: honestidad, austeridad, anticorrupción, no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.


Buenas intenciones, que exigen mucho por hacer en todos los frentes, con probados hechos y buenos resultados.


Dicho en otras palabras. Se requiere en principio, de congruencia y disposición para asegurar y sostener el cambio verdadero; y también para erradicar ineptitud, estulticia, mediocridad y desmemoria, empezando en los propios equipos. No más negligencia, ineficiencia y delincuencia gubernamental.

Insistir, en muchas formas, que es impostergable, gobernar al gobierno, con más y mejor participación y evaluación ciudadana y social, verdadera y permanente.


Reconocer e identificar toda acción gubernamental, para comprobar dicho y hecho. Informarse y evaluar resultados.

Incluso tener presente nuestra inagotable cultura popular, que sabiamente ha establecido que, en cuestión de cambiar, hay innumerables retos:


“Echando a perder se aprende”. “Errar es de humanos”. “Despacio, que soy de lento aprendizaje”. “La tercera es la vencida… ¿y la cuarta?”


No olvidar, que cero por cero, hasta hoy da cero. La suma de ceros, hasta hoy da cero. Más de lo mismo, hasta hoy da lo mismo. Se cosecha lo que se siembra.


“Estás viendo la tempestad y no te hincas”. Si el calvario que se vive no se aprende, habrá que volver a vivirlo. Total, desde hace tiempo, somos el pueblo que gusta de toparse con la misma piedra... en la cabeza.


La forma es fondo


Por otro lado, oportuno comentar, que hay otros factores que influyen y provocan desconocimiento y desinterés, para no entender ni atender lo prioritario, necesario y urgente.


Darle vuelo e impulso a sensacionalismo y escándalo, entretener para vencer sin convencer, ha sido ancestral estrategia, base y fomento de evasión, confusión y enajenación, para que no se haga lo que se debe hacer.


Entretener y distraer para tratar llamar la atención y promover el escándalo. Dar prioridad a lo superficial y soslayar lo importante. Mantener la rutina de hacer como que se hace y simular, “simular, simular… que el demonio va a pasar…”.


Paredes de humo, cielos de ilusiones, pisos en el aire y todo el ambiente necesario, para mantenernos fuera de la realizad, con o sin la complicidad mágico religiosa. Se ocasiona, que continué la fiesta. Más pan y circo. Todo para no entender ni atender, mucho menos resolver, lo que importa.


Presionados por lo cotidiano nos hacemos prisioneros de lo inmediato; y en lo trascendente, respondemos a base de ocurrencias e improvisación. Las consecuencias son iguales o similares, a pesar de que entusiasmados o enajenados, o ambas cosas, continuamos esperando respuestas o resultados diferentes, ante las mismas actitudes y decisiones. Desde siempre también se sabe que se comete el error lo demás son consecuencias.


Lo grave no es cometer el error en el esfuerzo; incluso, hasta la pérdida se podría justificar en un buen intento. Lo grave es que hasta de esta situación se aprovechan

quienes están siempre dispuestos a obtener ventas, beneficios y privilegios.


La ineptocracia, “la mafia en el poder… para no poder”, puede ser, es un gran negocio desde siempre.


Pero ni tan tontos ni tan desmemoriados, atrás de la complicidad, el desinterés y el dejar hacer y dejar pasar siempre hay un beneficio, una utilidad.


Atender y cuidar lo importante

 

Así, como es usual, en demasiado, no prevemos lo previsible y nos dejamos llevar por lo inmediatez del espectáculo, por la estreches e intrascendencia de lo superficial.


Se descuida lo importante y se dejamos en manos de la suerte que, desde siempre, hay quienes la inclinan a su favor y provecho.


En actividad o pasividad. Tanto por permitir como por no exigir, por dejar hacer y dejar pasar. Por no cumplir y dejar incumplir. Hay veces que prevalece el impulso al retroceso, en vez del apoyo al desarrollo. Ahí vamos de la involución a la evolución, del progreso al retroceso.


Memoria y conciencia de la historia. Previsión y responsabilidad actual, del aquí y el ahora. Otras experiencias prueban y comprueban, que hay otras formas de gobernar bien y hacer política de la buena, que requieren de buenos gobernantes y políticos.


Por ahora, para no olvidar lo que daña y perjudica, se debe siempre, preguntar y saber, quienes son los responsables, materiales e intelectuales. Desde luego, identificar y denunciar también, cómplices y socios.


Reiterar, que mejorar y avanzar, se debe identificar y señalar a los pocos o muchos, que cumplen, hacen bien su trabajo y obtienen logros y avances.


En fin, por lo pronto que cada quien pregunte y se entere; evaluar a todos, de acuerdo a sus resultados, para saber quienes son y donde están.


Identificar y evaluar lo hecho. Saber, cómo hacen Historia.


Entender y atender, bien y a tiempo, a millones y millones.


Cansados, de recibir promesas y más promesas, frente a los pocos y pobres resultados. Hartos de la política de la simulación, la mediocridad y la irresponsabilidad.


Preocupados sobremanera, por los alcances de las crisis padecidas y anunciadas.

Inconformes con el desperdicio de recursos, gastos excesivos e injustificados, pérdidas previsibles y evitables, tanto de recursos como de oportunidades.

Irritados por el inocultable e imparable descaro, prepotencia, corrupción e impunidad en la función pública.


-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook: VeracruzHoydeRafaelAriasH