Política a la veracruzana: La Sombra Silenciosa: Reflexiones sobre el Ocaso del Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez

Política a la veracruzana: La Sombra Silenciosa: Reflexiones sobre el Ocaso del Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez

Veracruz | 2024-11-06

 

Cuando un gobierno se acerca a su fin, se espera que deje un legado claro, actuaciones emblemáticas o al menos una narrativa que simbolice su administración. Sin embargo, a 26 días de concluir, el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez parece haberse quedado sin palabras, sumido en un silencio que muchos perciben como el reflejo de una gestión que ha transitado con un perfil bajo. La falta de conferencias y el escaso impacto político en los últimos días invitan a reflexionar sobre la importancia de la voz en la gestión pública y el simbolismo del silencio administrativo.

El ejercicio del poder no solo exige decisiones; requiere comunicación efectiva. La democracia, íntimamente ligada al derecho y la administración pública, se nutre del intercambio de ideas, de la rendición de cuentas y de la transparencia, que se manifiestan a través de espacios de diálogo y comunicación. En ausencia de estos, la ciudadanía enfrenta un vacío informativo que debilita la confianza en las instituciones. Un gobierno que no comunica, que no dialoga con su pueblo, es un gobierno que deja la puerta abierta a la especulación, a la desinformación y a la apatía cívica.

El período final de una gestión es un momento crucial. Es la oportunidad de consolidar logros, reconocer errores, y trazar un camino para el futuro. Un silencio en este momento crítico puede percibirse no solo como una carencia comunicativa, sino como la manifestación de un gobierno que se retrae ante sus propios resultados. Frente a este panorama, los interesados en derecho, administración pública y democracia deben cuestionar: ¿Qué sucede cuando un gobierno queda silente?

Para los ciudadanos, el control democrático no es una opción, es un deber. La transparencia administrativa es un derecho que fortalece la democracia. Preguntémonos entonces: ¿Qué hemos aprendido de la gestión de García Jiménez? ¿Cómo podemos contribuir para evitar que futuros gobiernos caigan en estos patrones de silencio?

El futuro inmediato nos ofrece la posibilidad de intervenir y participar activamente en la vida política y administrativa de nuestro entorno. Es momento de fortalecer la cultura de la exigencia ciudadana, de demandar transparencia y comunicación. En este contexto, el sector académico, las organizaciones civiles y cada ciudadano tienen roles ineludibles que desempeñar.

Hagamos del silencio un llamado a la acción. No permitamos que la falta de palabras sea la rúbrica final de gestiones cuya naturaleza deberíamos conocer a cabalidad. Exijamos un cierre informativo y una rendición de cuentas efectiva; pidamos participación, apertura y respuestas. Solo así evitaremos que una administración gubernamental pase a la historia como un simple vistazo gris en el paisaje político. De hecho, el verdadero poder de una democracia temblorosa reside en una ciudadanía informada y activa, la cual jamás debería tolerar ser silenciada.

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