PENSAR PARA DESTRUIR, DESTRUIR PARA PENSAR

PENSAR PARA DESTRUIR, DESTRUIR PARA PENSAR

| 2023-11-24

El pasado jueves 16 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Filosofía. La UNESCO a partir del año 2005 declaró el tercer jueves de noviembre como el día mundial de esta disciplina con la finalidad subrayar su valor para el desarrollo del pensamiento para cada cultura y cada individuo. 

Sin embargo, en los tiempos actuales de hiperconsumo, Inteligencia Artificial, avances científicos, globalización de las relaciones económicas, coaching y autoayuda conviene preguntarnos ¿para qué sirve hoy esta actividad? ¿qué debería ser la filosofía en estos tiempos? ¿cuál debería ser el papel de los filósofos actualmente?

Tradicionalmente se llega a estereotipar a los filósofos como personas desarrapadas, que leen libros extraños, adictos a las drogas, a la vagancia, a la concupiscencia y el hedonismo de ideas extrañas y alejados del mundo. Muy lejos del superhombre que a decir de Nietzsche la voluntad, la fortaleza y el carácter se potencian con el pensamiento. 

Veinticinco siglos desde los presocráticos de la antigua Grecia o el mito de la caverna de Platón, pasando por el medievo, la edad moderna y la contemporánea, la filosofía ha sido una posición incómoda por su permanente cuestionamiento al estado de cosas. La filosofía, se ha cuestionado el origen del mundo, la existencia de dioses o seres imaginarios, la moral, el pensamiento mágico, los fundamentalismos y toda estructura de poder. La muerte de Sócrates nos muestra las consecuencias de ser filósofo, pero también la hoguera para Giordano Bruno, el olvido de Jean Meslier, el desmembramiento de Hipatia o la excomunión para Spinoza.

Para Antonio Gramsci "todos los hombres son filósofos", es decir, para él la filosofía no debería ser una actividad intelectual reservada sólo para los filósofos profesionales o académicos, por el contrario, se trata de un saber práctico para la vida. Por tanto, desde esta perspectiva todos tenemos una manera peculiar de pensar y de las cosas del mundo, de la vida cotidiana, de la política, de la cultura, las ciencias, las artes, la religión, el amor, etcétera.

Para Michel Onfray la filosofía no debe ser "una disciplina cerrada destinada a una minoría que, mediante una práctica incestuosa, confisca el saber filosófico con vistas a la mera reproducción de su casta profesional", no debe ser una secta cerrada intacta al mundo.

Para Gustavo Bueno la filosofía siempre es "pensar contra algo o contra alguien" y por tanto su finalidad es "destruir lo que se tenga que destruir" o "triturar todo lo que tenga que ser triturado" desde un pensamiento racional y crítico, dado que la mayoría de las cosas en que nos movemos pueden ser erróneas o distorsionadas, por tanto, es un "tejer y destejer" a partir de los saberes ya existentes y no a través de alguna revelación divina o utópica.

No podemos dejar pasar que en México desde su nacimiento como nación independiente ha dado importantes pensadores como Lucas Alamán; Sor Juana Inés de la Cruz, José Vasconcelos, Octavio Paz entre otros grandes pensadores. Tampoco debemos pasar por alto el reciente fallecimiento del doctor Enrique Dussel uno de los principales exponentes del marxismo no sólo en México sino en América Latina.

A pesar de sus detractores, la filosofía goza de cabal salud. Sin embargo, es necesario que los filósofos salgan de la academia y se conviertan en un instrumento que sirva a los individuos en tiempos donde han sido sustituidos por coaching de la autoayuda, gurús del emprendimiento, chamanes de la motivación o influencers de soluciones multiusos y demás entes que confunden el sentido de la realidad.

Por lo tanto, frente a la metafísica, la demagogia, el odio a la razón, al cuerpo y a la vida, hoy los filósofos enfrentan el reto que señala Daniel López parafraseando a Carlos Marx, que el tiempo de los filósofos contemplativos que únicamente interpretan al mundo se ha terminado, de lo que se trata es transformarlo.

.
.