Veracruz | 2021-03-06 | Enrique Haro Belchez
La descarbonización del planeta es uno de los objetivos que se han marcado países de todo el mundo de cara a 2050. Para lograrlo, la descarbonización de un elemento como el hidrógeno, que da lugar al hidrógeno verde, se revela como una de las claves.
El hidrógeno verde es una alternativa para reducir las emisiones y cuidar nuestro planeta.
El hidrógeno verde es eficiente y 100% sostenible, y algunos expertos auguran que será el combustible del futuro.
Las últimas estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), publicadas a finales de 2019, prevén un aumento de la demanda energética global de entre un 25 y un 30 % hasta 2040, lo que en una economía dependiente del carbón y el petróleo significaría más CO2 y el agravamiento del cambio climático. Sin embargo, la descarbonización del planeta nos propone un mundo distinto para 2050: más accesible, eficiente y sostenible, e impulsado por energías limpias como el hidrógeno verde.
Esta tecnología se basa en la generación de hidrógeno, un combustible universal, ligero y muy reactivo, a través de un proceso químico conocido como electrólisis. Este método utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua, por lo que, si esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, produciremos energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera.
Esta manera de obtener hidrógeno verde, ahorraría los 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles.
No obstante, existen algunos interrogantes sobre la viabilidad del hidrógeno verde por su alto costo de producción.
Esta fuente de energía tiene puntos a favor y en contra que debemos conocer. Sus aspectos positivos más relevantes son:
Es 100 % sostenible, el hidrógeno verde no emite gases contaminantes ni durante la combustión ni durante el proceso de producción; Almacenable, el hidrógeno es fácil de almacenar, lo que permite su utilización posterior en otros usos y en momentos distintos al de su producción; Versátil, el hidrógeno puede transformarse en electricidad o combustibles sintéticos y utilizarse con fines domésticos, comerciales, industriales o de movilidad; y Transportable, esta energía puede mezclarse con el gas natural hasta en un
20 % y viajar por los mismos canales e infraestructuras del gas.
Pero también tiene aspectos negativos que conviene recordar:
Mayor costo, la energía procedente de fuentes renovables, claves para generar hidrógeno verde a través de la electrólisis, es más cara de generar, lo que a su vez encarece la obtención del hidrógeno; Mayor gasto energético, la producción del hidrógeno en general y del verde en particular requiere más energía que otros combustibles y además el hidrógeno es un elemento muy volátil e inflamable, por lo que requiere unos requisitos de seguridad elevados para evitar fugas y explosiones.
En conclusión, el hidrógeno como combustible es una realidad en países como Estados Unidos, Rusia, China, Francia o Alemania. Otros, como Japón, incluso van más allá y aspiran a convertirse en una economía de hidrógeno. Por lo que su gran versatilidad permitiría su uso en aquellos nichos de consumo que son muy difíciles de descarbonizar, como el transporte pesado, la aviación y el transporte marítimo, entre otros.
#CambiaUnaAcciónCambiaTodo.