Coatzacoalcos | 2023-08-15
Hallándonos de suerte vacacionando en una parte del Istmo oaxaqueño, quise aprovechar la oportunidad para desplazarnos hasta el límite fronterizo con la vecina Guatemala, a fin de poder localizar a una buena amistad y que felizmente se le logró encontrar en la ciudad de Tapachula.
Lo cual también permitió cruzar la línea divisoria y visitar el mercado de fayuca en Malacatán con su venta de productos importados; motivo por el cual surgió el interés de conocer un centro arqueológico de gran antigüedad existente en la región del Soconusco, a pocos kilómetros del área urbana con dirección a Tuxtla Chico; al estar relacionado con el primigenio desarrollo de la Cultura Olmeca, cuando floreció del 1500 a.C. al 1200 d.C.
Para lograr aproximarnos al sitio buscado, en aquella lejana ocasión, tuvimos primero que atravesar el tupido plantío de unos árboles con no mucha altura, pero llamó la atención que sus frutos crecían directo sobre el tronco y quedaban al alcance de la mano.
Pues eran nada menos las mazorcas del cacaotero Theobroma cacao L. cuyas semillas son materia prima para la elaboración de bebidas alimenticias.
Cuando finalmente desembocamos a la amplia plaza rectangular, pudimos apreciar la trascendencia del yacimiento de Izapa que estuviese ocupado, durante el período preclásico tardío, por grupos de una filiación étnica discutida.
Entre los edificios del sitio, considerado centro ceremonial, político y religioso más extenso de la zona, pero su importancia derivaba de factores comerciales y donde se levantaron 161 estructuras, alrededor del montículo mayor dominante en el área.
Entre ellas además es que se encuentran alrededor de 252 monumentos, casi un centenar de estelas pétreas labradas, altares y otras representaciones de piedra.
Aunque erosionada, la iconografía esculpida ha estado expuesta a la intemperie durante miles de años, cumpliendo el cometido de mantener vigente ese clima mítico y real que se percibe germinaron en esta tierra los señoríos mayas.