DESECHEMOS EL TEMOR A ENVEJECER

Momento Reflexivo; DESECHEMOS EL TEMOR A ENVEJECER

Coatzacoalcos | 2023-09-29

Tenemos que admitir que no es nada fácil ver que con el tiempo nuestros cuerpos se van desgastando. Esto es porque vamos experimentando ciertos cambios que no podemos detener, aunque lo quisiéramos.

Sin embargo, hoy en día existen tantas cosas que se pueden hacer para retardar algunos de esos cambios, pero tenemos que estar conscientes de que llegará el día en el que, queramos o no, la vejez nos alcance.

Hay ciertos procesos naturales que difícilmente se podrán detener, como la disminución gradual de la fuerza física. Se va perdiendo la masa muscular porque las células se van remplazando más lentamente y es así como comienza el proceso de envejecimiento.

Amados lectores, la verdad es que hay una realidad que no se puede soslayar. El tiempo, como viajero incansable, no lo podemos detener y ahora parece que se va más rápido. Pero envejecer, tienen sus ventajas también.

Por ejemplo, a los 60 se puede tramitar la tarjeta de INAPAN y a los 65 años se puede tramitar la tarjeta de BIENESTAR.

Las canas las podemos ocultar porque se puede recurrir al tinte; los brazos no nos alcanzan para leer, pero usamos los anteojos, o bien podemos ponernos lentes de contacto que hay hasta de colores. Hemos llegado a la edad de los “nunca”. Entonces hay que tomar las cosas con calma.

Algunos ya hemos perdido al compañero o compañera de vida, y aun cuando Dios nos ha dado el valor para soportar la pérdida, no quiere decir que no se pase por momentos de tristeza.

Sobre todo, cuando se ha tenido a una persona que nos dio gratos momentos de felicidad. Permítanme compartir una oración muy hermosa que hiciera el Salmista David: “En ti oh Dios, me he refugiado no sea avergonzado jamás. Porque Tú oh Señor, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud, en ti he sido sustentado desde el vientre, de las entrañas de mi madre Tú fuiste el que me sacó.

No me deseches en el tiempo de la vejez, cuando mis fuerzas se acabaren, no me desampares., Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aún en la vejez y en las canas, oh Dios, no me abandones, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir”.

Esta oración puede ser una panacea para todos aquellos que hemos alcanzado la edad adulta. Hemos de aceptar con gozo nuestra edad, viviéndola con dignidad y decoro.

Dios nos ha dado la oportunidad de vivir muchos años y disfrutar tantas cosas que aún han de ser hermosas. Sólo recordemos que muchos se fueron con la pandemia y nosotros todavía estamos aquí.

La vejez es un proceso natural de la vida. Entonces valoremos el tiempo que hemos vivido. No sabemos el día que Dios nos llevará. Seamos conscientes y reconozcamos que aun cuando pasamos por batallas y una pandemia.

Dios nos ha dado la oportunidad de seguir con vida. Vivamos el tiempo que nos queda con sabiduría, cambiando aquellas actitudes que no nos dejan demostrar amor y respeto para aquellos que nos rodean.

Vallamos sembrando una buena semilla para que tengamos una hermosa cosecha.

Tal vez un día las fuerzas nos abandonen y tengamos que volvernos dependientes. Recordemos la Oración de David, Dios nunca nos abandonara. Que eso nos anime y nos haga ser agradecidos con Dios por los años que ha tenido a bien darnos. Desechemos los temores y aceptemos la vejez como bendición de Dios.

.
.