Declaración de Cambridge

Veracruz | 2020-06-10 | Maricarmen García Elías

En 2012 un grupo de neurocientíficos realizó una declaración oficial donde se reconoce la conciencia en animales no humanos. La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, como se le conoce a este importante documento que ha sido un pilar fundamental en las leyes de protección animal alrededor del mundo, fue escrita por Philip Low y editada por Jaak Panksepp, Diana Reiss, David Edelman, Bruno Van Swinderen, Philip Low y Christof Koch.


La Declaración fue proclamada públicamente en Cambridge, Reino Unido, el 7 de julio de ese año y firmada por los científicos participantes de la conferencia esa misma noche en presencia de Stephen Hawking.


En el texto de la Declaración se da a conocer los estudios que se realizaron en animales no humanos y en humanos, las comparaciones, la conclusión del estudio y se estipula que a pesar de que la investigación comparativa en este campo está obstaculizada por la inhabilidad de los animales no humanos, y a menudo de los mismos humanos, para comunicar sus estados internos de manera clara e inmediata, las siguientes observaciones pueden afirmarse de manera inequívoca:


El campo de investigación sobre la conciencia está evolucionando rápidamente. Han sido desarrolladas numerosas técnicas nuevas y estrategias para el estudio de animales humanos y no humanos. Por consiguiente, más datos están disponibles y dan paso a una reevaluación de antiguas preconcepciones en este campo. Los estudios de animales no humanos han demostrado que circuitos cerebrales homólogos correlacionados con la experiencia consciente y la percepción pueden ser habilitados o deshabilitados selectivamente para evaluar si son, de hecho, necesarios para estas experiencias.


Los sustratos neurales de las emociones no parecen estar restringidos a estructuras corticales. De hecho, redes neurales subcorticales excitadas durante estados afectivos en los seres humanos también tienen una importancia crítica en la generación de estados emocionales en animales no humanos. La excitación artificial de las mismas regiones cerebrales genera conductas y estados emocionales correspondientes tanto en animales humanos como no humanos.


Las aves parecen ofrecer, en su conducta, neurofisiología y neuroanatomías, un caso destacado de evolución en paralelo de la conciencia. Evidencia de niveles casi humanos de conciencia han sido observados de manera espectacular en los loros grises africanos. Las redes emocionales y los microcircuitos cognitivos de mamíferos y aves parecen ser mucho más homólogos de lo que se pensaba antes.


Es más, se ha descubierto que ciertas especies de aves exhiben patrones neurales de sueño similares a los de los mamíferos, incluyendo movimientos oculares rápidos y, como se demostró en pinzones cebra, patrones neurofisiológicos que anteriormente se pensaba requerían del neocórtex mamífero. En particular, se ha notado que las urracas muestran similitudes asombrosas con los seres humanos, grandes simios, delfines y elefantes en estudios de auto-reconocimiento frente a un espejo.


La conclusión de la investigación de los científicos expone que: “La ausencia de un neocórtex no parece prevenir que un organismo experimente estados afectivos.


Evidencia convergente indica que los animales no humanos poseen los substratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes, así como la capacidad de exhibir comportamientos deliberados. Por consiguiente, el peso de la evidencia indica que los seres humanos no son los únicos que poseen los sustratos neurológicos necesarios para generar conciencia. Animales no humanos, incluyendo todos los mamíferos y pájaros, y muchas otras criaturas, incluyendo los pulpos, también poseen estos sustratos neurológicos”.


A partir de entonces quedó claro que los animales tienen conciencia, son seres inteligentes capaces de diferenciar entre bienestar y sufrimiento. Este hecho probado científicamente, nos debe impulsar a respetar y considerar sus derechos como una realidad, pues al igual que cualquier ser humano, tienen un valor por sí mismos y no son objetos al servicio de otros.

 

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