De agua y del espíritu

Coatzacoalcos | 2023-06-20

Un rayito de luz en las tinieblas; De agua y del espíritu

Respondió Yahshua: de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.  Juan 3:5

Dos cosas son necesarias para nacer de nuevo: el agua, que es la palabra de Dios que santifica, purifica y lava (Efesios 5:26), y el Espíritu, que es el poder divino de Dios, aquel que en el principio  se movía sobre la faz de las aguas, para ordenar, crear y dar vida. (Génesis 1).  

El Espíritu de Dios es quien hará  su obra en lo deteriorado y gastado del hombre restituyéndolo a su estado natural, cambiando en él hábitos y mala conducta que lo perjudican moral y espiritualmente. Dios declara: Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Yahweh. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios. (Isaías 66:9). Dios es el autor de la vida, y como tal, hará del hombre pecador un nuevo ser para que entre en su Reino.

El Señor hará que nuestra naturaleza humana y pecadora sufra un cambio radical, sufra  una  transformación sobre el agua de su palabra, es decir: el Espíritu Santo rescatará la imagen y la semejanza de Dios en el hombre, aquella con la que fue creado. (Génesis 1:26). Su palabra dice:

Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yahweh:

Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Yahweh; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Yahweh; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. (Jeremías 31:33,34).

Solo está en el poder del Espíritu de Dios la capacidad de crear vida y hacer del hombre un nuevo ser. Es el agua de la palabra donde se moverá el Espíritu de Dios para crear vida; para ordenar el desorden  y llenar el vacío que originó el pecado en el hombre. Su palabra dice:

Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Ezequiel 36:25-27).

Hace 2000 años, el evangelio del Reino de Dios, lo esparció el Señor Yahshua en su venida; proclamando arrepentimiento y fe. (Marcos 1:15).

El Señor Yahshua anunció el reino de Dios no solamente como una realidad que estaba cerca, (algo que habría de hacerse presente en el futuro inmediato), sino cómo una realidad que ya estaba presente, manifestada en su propia persona y ministerio.

El Señor vino a darnos vida, y vida en abundancia en el arrepentimiento y fe en el evangelio, que es la base y principio para un nuevo nacimiento. El arrepentimiento experimenta pesar por mal obrar; la fe, responde a la buena noticia de que Dios está en buena disposición para perdonar los pecados de los hombres por su buena voluntad. (Lucas 2:14).

Creer y volverse de sus malas obras es un buen principio, porque sin fe y sin arrepentimiento, no hay nacimiento. El Señor Yahshua es el agua esparcida; es el  agua de vida y símbolo de la palabra de Dios. (Isaías 32:2. Juan 4:14; salmos 63:1). El  Espíritu, es el poder de Dios que viene como viento recio. (Hechos 2:1-4).

Entonces el agua y el Espíritu nos harán  salir del estado pecaminoso en el que nos encontramos,  y nos hará tomar  la palabra de Dios  para que la fuerza del Espíritu Santo nos anime a ponerla  por obra.

El Señor dice. Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque el Señor Yahshua  no había sido aún glorificado.  (Juan 7:37-39).

Un ejemplo de este poder lo encontramos en   el derramamiento del Espíritu Santo en el libro de Hechos,  fue el momento en el  que los discípulos de Yahshua experimentaron por primera vez,  parte de "los postreros días", y fue el comienzo de sus vidas cristianas.

Ellos eran discípulos de Yahshua,  escucharon y aprendieron del Maestro,  pero cuando recibieron el Espíritu Santo, sus conocimientos fluyeron como ríos de agua viva  y tuvieron  poder para ser testigos del Señor Yahshua marcando en ellos  una nueva vida caminando en el reino de Dios. (Hechos 1:8).  

Hoy, nosotros también  tenemos la oportunidad de nacer de nuevo con el agua de la palabra y el poder del Espíritu Santo. Si nos  acercamos  al Señor Yahshua con fe y arrepentidos,  y si caminamos con él a través de  la biblia,  conoceremos  su vida y sus hechos como lo conocieron los apóstoles.

Esto nos ayudará  para que cuando venga  el Espíritu Santo, obre en nosotros  un nuevo nacimiento.

Amado lector: En verdad, no se puede entender y  obrar en los preceptos de Dios por naturaleza humana,  y no se puede tener un nuevo nacimiento si no  se tiene al Espíritu Santo.

La palabra de Dios dice: El  que levantó de los muertos a Cristo vivificará también nuestros cuerpos mortales por su Espíritu  que mora en nosotros. (Romanos 8:11). Amado, te invito  a dar el primer paso para nacer de nuevo.  

Ora así: Padre, de todo corazón reconozco que soy un pecador, hoy me arrepiento y te pido perdón. Creo en el sacrificio del Señor Yahshua a quien tú levantaste de los muertos para salvación de mi alma.

Ruego que el agua de tu palabra corra en mi interior como ríos de agua viva por el poder del Espíritu Santo. Padre, anhelo entrar en tu Reino, ten misericordia de mí, y no deseches mi oración. Amén. Paz de Yahshua.