Crisis matrimoniales

Momento Reflexivo

Coatzacoalcos | 2022-10-29

Hace unos días leí esta interesante descripción sobre el matrimonio que llamó mi atención: "El matrimonio es un proceso químico mediante el cual una media naranja se convierte en un medio limón".

¿Será que así lo consideran quienes han contraído matrimonio con grandes ilusiones? La verdad es que el día de hoy hay muchos matrimonios que están al borde de la ruptura.

Cuando en una pareja se termina el periodo de "la luna de miel", muchas veces la relación se transforma en desencanto.

Muchos descubren que estar casados no era lo que pensaban. En muchos casos, se crean falsas expectativas y si las cosas no son como se pensaba, la pareja termina por desilusionarse.

Todo aquello color de rosa que experimentaban en el noviazgo va paulatinamente desapareciendo y se escuchan comentarios tales como: "Esto no era lo que yo esperaba", "no me deja dormir porque ronca muy fuerte", "sólo piensa en su trabajo", "no me gusta verla desarreglada, "pasa mucho tiempo en el celular".

La convivencia una vez casados pasa a ser muy difícil. En lugar de ser una relación de amor y respeto, con el tiempo se va transformando en un verdadero infierno.

Desafortunadamente, las parejas en conflictos, lejos de buscar ayuda profesional, se resignan a llevar una vida de frustraciones, lo que les va a traer serios problemas a ellos y a los hijos que hayan procreado.

La relación y convivencia se torna insostenible y comienza a haber quejas y reclamos, lo cual lleva a que esto termine en un rompimiento total y con muchas consecuencias.

LA SAGRADA ESCRITURA 


La Sagrada Escritura dice que Dios formó una pareja para que en forma idónea se amaran y respetaran.

Esta ayuda mutua no implica que uno de los dos se crea superior, ni tampoco que el otro sea subordinado. Juntos tienen que buscar la armonía. Es como un engrane que tiene que irse ajustando poco a poco. Para ello, se necesita disposición de ambas partes.

Hay algo muy importante que las parejas deben considerar si es que quieren sacar adelante el matrimonio.

Primero, guardar el pacto de amor que la pareja hizo delante de Dios cuando estaban postrados en el altar donde quedaron unidos y donde pronunciaron "hasta que la muerte nos separe". Segundo, ese pacto significa para ambos abandonar el hogar paterno para pasar a formar uno nuevo.

 Implica separarse de sus padres, cortando en forma simbólica el cordón umbilical que los unía a ellos. Implica alejarse emocionalmente de la familia de origen para establecer su propia familia. Todo en bien de la pareja para afianzar su unión.

Así lo debemos entender también los padres si queremos que nuestros hijos tengan hogares estables. La Escritura nos dice: "Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne".

Las crisis son parte del proceso, pero éstas deben ser manejadas sabiamente para ayudar a fortalecer el matrimonio y no afectar a los hijos. Una pareja que se ama debe luchar siempre por su felicidad.

Un buen consejo sería: tomen tiempo para conocerse. Hagan crecer el amor y entonces estarán listos para disfrutar una vida juntos.

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