Coatzacoalcos | 2024-12-03
"Mientras haya vida hay esperanza", fue el lema que acompañó a Ricardo Cabrera Nolasco, durante su lucha contra la leucemia, que lamentablemente ganó la batalla, luego de 8 años.
Fue la noche de ayer cuando se informó de la muerte del mejor conocido como "Ricky", activista a quien le detectaron dicha enfermedad hace ocho años, y a quien le aseguraron que tendría poco tiempo de vida, pues los doctores le dijeron en 2017 que le quedaban tan solo unos días.
Ricky Cabrera ahora es recordado por sus actos altruistas, mismos que siempre estuvieron acompañados de una sonrisa, incluso cuando hablaba de su batalla contra el cáncer.
Tras habérsele detectado leucemia linfoblástica aguda, Ricky logró superar la primera etapa, y posteriormente tras recibir sus primeros tratamientos en Ciudad de México, fundó el colectivo Coatza Clowns en donde decidió replicar la idea de la "Risoterapia" y de esta manera llevar alegría a los niños con cáncer.
Pese a que cinco años después la leucemia regresó a él de manera más agresiva, Ricky agradeció el "tiempo extra" que tuvo de vida, pues de dos meses que los doctores le dieron pasó a ocho años y lo llamó "un regalo".
"Cansado pero con la esperanza de seguir adelante, por favor disfruta de tu día de tu salud, da gracias a Dios donde quiera que te encuentres, yo desearía estar sentado en la banqueta y poder levantarme yo mismo", señaló Ricardo en sus últimas publicaciones.
Cabe mencionar que Ricky inició una campaña de recaudación de fondos, así como que alzó la voz ante el desabasto de medicamentos contra el cáncer, entre otros factores negativos que ocurrían en los hospitales públicos del sur de Veracruz.
Ricky Cabrera será recordado como el Patch Adams de Coatzacoalcos al aplicar la risoterapia en su visita a las personas que padecían cáncer, especialmente los niños. A continuación te contamos en qué consiste esta historia y por qué se le considera de esta manera.
Todo comenzó en 1969, cuando un joven llamado Hunter Adams, desesperado por encontrar un sentido a su vida tras varios intentos fallidos de suicidio, decidió internarse voluntariamente en un hospital psiquiátrico, donde rodeado de otros pacientes, descubrió que ayudarlos le hacía olvidar sus propios problemas.
Adams desarrolló una filosofía basada en la idea de que la curación debe abordar no solo los aspectos físicos del paciente, sino también los emocionales y espirituales.
Su enfoque poco convencional, que incluía ponerse una nariz roja mientras trabajaba en hospitales, se popularizó gracias a la película Patch Adams, de 1998, protagonizada por Robin Williams.