Julio Cesar Quilatán Medina un paciente por parálisis sin movilidad en medio cuerpo derivado de una embolia, quedando en silla de ruedas desde hace cuatro años, pidió a la población hacer conciencia y tener la cultura de librar las rampas de ascenso y descenso.
El vecino de la colonia Centro es una de tantas personas que se gana la vida en las calles de la ciudad, solicitando el apoyo económico a cambio de un dulce en la explanada del parque Independencia.
Sin embargo, desde el momento que sale de su hogar, empieza el martirio diario ante la falta de señalamientos y rampas.
“Cuando tengo que subir al parque, las rampas están obstruidas, me es muy complicado subir al parque, hay quienes me ayudan a subir a la banqueta, debería de existir una accesibilidad libre para nosotros, yo batallo mucho”, dijo en entrevista concedida a este medio.
Y es que la reacción de Quilatán Medina al encontrar las rampas obstruidas, es desear que esas personas nunca se enfermen como él, llegando al extremo de quedar con una discapacidad.
“Si para una persona que usa bastón es complicado, ahora imagínate para mí que uso una silla, es complicadísimo”.
Consideró que es necesaria la construcción de más espacios para personas con alguna discapacidad, exponiendo el mal estado de las banquetas, lo que complica el día a día de quien se auxilia con una silla, bastón o muletas.
“Le pido a la autoridad que pongan señalamientos, que estén más vigilantes para que el acceso para nosotros esté libre”, agregó Julio César al insistir en la necesidad de hacer conciencia y ser empáticos.
De acuerdo con un censo de 2020 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en el rubro de discapacidad llegaba a los 20 millones 838 mil 108 personas, una cifra que representa el 16.5% de la población de México, según el informe oficial, números en los que se integra el caso de Julio César.
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