Joseph Robert Jean-Pierre decidió pasar sus últimos años en un país, donde la cultura y la gastronomía lo habían enamorado.
En busca de una cultura y la comida ancestral, que se asemejará al animismo que en su país, Canadá, se practica entre las tribus árticas de América del Norte, al cual Joseph Robert Jean-Pierre pertenecía al ser originario de Aupaluk, una localidad situada en la región administrativa de Nord-du-Québec, en la provincia de Quebec; uno de los asentamiento inuit menos poblado de la región de Nunavik; llegaría a esta región hace aproximadamente una década y aquí acabó su existencia.
El pasado martes, Miguel Jara Román, conocido promotor cultural de esta región, celebraría su cumpleaños con su amigo Joseph Robert Jean-Pierre, quien días antes lo había invitado a desayunar con motivo de esa festividad personal, por lo que al llegar a su domicilio en la calle Ignacio Zaragoza esquina Francisco Villa de Villa Oluta, dándose cuenta de un enjambre de moscas verdes pegadas en una ventana de malla mosquitera y un olor putrefacto. Personal de protección civil, llegaría al sitio y descubriría, que Joseph Robert, de 70 años de edad, el hombre que había recorrido Egipto, Europa y muchos otros países antes de llegar a México, había dejado de existir, al menos, dos días antes.
El hombre blanco, de cabello largo y canoso, con unos lentes pequeños y cuya imagen personal siempre se caracterizaba por portar una cinta roja en la cabeza y acudir a cuanto evento ceremonial religioso Olmeca o azteca podía; había dejado de existir para partir hacia el infinito que siempre creía, que existe.
El indígena canadiense, tenia la doble nacionalidad mexicana y canadiense, y estaba en tramites para ser ingresado al programa de pensiones para el bienestar de los adultos que el gobierno federal otorga a todos los mexicanos.
Miguel Jara, el popular Güero Jara, comentó a Imagen del golfo que Joseph Robert estaba enamorado de las Memelas, de la comida típica de la región y obvio de la cultura Olmeca.
Siguiendo su cultura original del animismo, Joseph Robert Jean Pierre, se vuelve danzante del sol, a través de practicas espirituales mexicas y fusiones de otras culturas; acudiendo incluso al centro ceremonial del Anahuac, en el Estado de México, donde llevó una preparación para practicar esa ceremonia espiritual que se realiza desde hace siglos por algunos pueblos nativos de los Estados Unidos, Canadá y pueblos originarios de México.
Desde que inició ese curso, también realizó una preparación en lo que llaman “la búsqueda de la visión” tiempo una vez al año, que se dan los auto llamados, “hijos de la tierra” para encontrarse “con nosotros mismos, con la naturaleza y con el espíritu” denominados buscadores.
Así en búsqueda de la visión, una vez al año, según descripción de Miguel Jara, Joseph Robert Jean-Pierre se instaló en un espacio de un metro, y ahí permaneció quince días.
Ante las creencias del canadiense, sus amigos de la cofradía cultural de Oluta, le rendirán un homenaje con la danza del sol, entregando su cuerpo a la madre tierra y pidiendo permiso a las cuatro direcciones, en una ceremonia luctuosa que aun no saben cuando será y donde.
Esta misma preparación como danzante incluso, lo hizo ser considerado un chaman, apodado el Búho, por su color de piel y su enorme pelo largo blanco.
Según Jara Román, el hombre llegó a realizar curaciones mediante “con solo tocarte” y con las a su creencia religiosa, no creía en la ciencia médica, si no que en la medicina tradicional, por lo que no se vacunó contra el COVID 19 y en la primera ola, se contagió, provocándole secuelas en su organismo, entre ellas, una supuesta trombosis.
La decisión de que Joseph Robert Jean-Pierre sea sepultado en Oluta, está en manos de su familia, quien ya fue contactado a través de enlaces y amistades extranjeras con su familia, ya que ésta vive en una reserva ecológica de Quebec, en Canadá y solo a ellos, decidió la Fiscalía General de Justicia del Estado, le será entregado el cuerpo.
El cadáver del apodado Búho permanece en un sistema de refrigeración, en el anfiteatro de Coatzacoalcos en espera de su reclamo legal.
A la fecha, ese impedimento no ha permitido conocer a sus amistades, la causa de la muerte.
A su llegada a Oluta, Joseph Robert Jean-Pierre fue atraído por lo que había sido descubierto en la cultura Olmeca de la región y en las figuras de los gemelos del Azuzul, encontrados en el municipio de Texistepec en 1987, halló una similitud con la cultura egipcia por los turbantes que ambos personajes usaban, con los que comúnmente utilizan en el oriente de nuestro contingente.
El canadiense era gustoso de investigar la cultura egipcia, pero una vez llegado a México, la Olmeca fue su pasión.
Aunque nunca mostró o dijo a sus amistades tener una profesión, tras su llegada a Veracruz, en el municipio de Isla, se dedicó a ofrecer clases particulares de inglés y francés, actividad que mantuvo a su migración hacia Acayucan y Oluta, donde impartía esa enseñanza de la lengua extranjera a hijos de familias con la posibilidad de pagar sus servicios.
No obstante la capacidad económica que había logrado alcanzar, su comportamiento expresaba una humildad y una espiritualidad que a decir de Miguel Jara, le generaba un aura que atraía a los demás, al grado de que en algunas ocasiones, como su ultima visita a El Tajín, en marzo pasado, la ciudadanía le pedía fotografías y él no entendía el motivo de esa extrañeza.
Su imagen de un hombre vestido de blanco, huaraches, su caracol y su cinta roja en la cintura y la cabeza, quedará grabada como el canadiense de que vino a México, enamorado de su cultura y gastronomía, y que decidió morir en Oluta, una de los asentamientos Olmecas cercanos a la “Ciudad antigua” de San Lorenzo Tenochtitlán.
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