Una de las tantas historias que guarda en el cementerio más antiguo de Minatitlán, se enfoca a la presencia de un par de tumbas, a las que se les conoce como el área de los vampiros, estructuras que datan de 1806, siendo de los escenarios más terroríficos en el camposanto de la colonia Santa Clara.
Las tumbas que sobresalen por unos sarcófagos colocados sobre cuatro estructuras de concreto, de una altura promedio a los 70 centímetros, dan ese toque de misterio para propios y extraños.
Esta imagen se ubica inmediatamente sobre los pasillos principales de la entrada del cementerio, que recientemente cumplió 100 años de existencia.
Aunque pareciera que dentro de dichos depósitos descansan los restos de alguien, lo cierto del caso es que solamente se trata de una construcción que simula a los sarcófagos de un par de vampiros.
A ras de suelo, se ubican las bóvedas que datan de 1806 y 1940, de las que apenas, una de ellas permite apreciar correspondió a Salvador Samuy.
Es Gabriel Pérez Ramírez, el eterno defensor del panteón que recuerda en su infancia a su madre, quien laboró ahí, la que amagaba con llevarlo a las tumbas de los vampiros, en caso de portarse mal.
Con ello se fue forjando la leyenda de los vampiros, de lo que se presume fue la decisión de alguna familia de estructurar con esa peculiaridad la última morada de sus integrantes.
Uno de estos sarcófagos que yace en el cementerio de la colonia Santa Clara marca la fecha de 1806, año en el que se presume dejó de existir la persona que ahí se encuentra, aunque probablemente son restos que fueron en su momento traspasados del viejo cementerio ubicado en la avenida Justo Sierra y el cual fue removido hacia lo que hoy se conoce como el panteón Santa Clara. De acuerdo con las fuentes, en la actualidad nadie visita los restos que descansan resguardados por "las tumbas de los vampiros".
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