Lo que alguna vez fue uno de los complejos deportivos más importantes de Pemex en la década de los años noventa, hoy se ha convertido en un espacio abandonado y peligroso para quienes transitan por la zona.
La cerca metálica que alguna vez delimitó el recinto está ahora cubierta por maleza, lo que impide el paso de los peatones por la banqueta, donde el monte alcanza la altura de las rodillas.
Las cinco canchas, que en su momento fueron escenario de competencias deportivas, están cubiertas por hierba crecida y parecen más un establo que un espacio recreativo.
Estas condiciones, permiten la reproducción de animales ponzoñosos o reptiles, que podría ser peligroso para las familias que caminan por el lugar para llegar a la escuela, hospital o centro de trabajo.
Las gradas, corroídas por la oxidación, representan un riesgo para cualquier persona que intente utilizarlas, mientras que algunas áreas permanecen cerradas, sin que se sepa si son oficinas o habitaciones, en donde se refugian individuos cuya actividad en el lugar es desconocida.
Testigos señalaron que estas mismas personas que ocupan estas instalaciones desalojan con amenazas a quienes intentan ingresar o acercarse al Frontón.
La falta de mantenimiento y la presencia de personas sin identificación han convertido este espacio en un foco de inseguridad, por lo que piden a las autoridades de Pemex intervenir para que tengan una mejor condición.
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