"Ahora sí puedo decir; desde el primer día, pero por respeto, por la religión, por la fe, nos lo guardamos. Había una esperanza qué hubiera una burbuja de aire, pero muy en el fondo sabíamos que no”, reveló, Fernando Pompa, uno de los cinco mineros que salvaron su vida tras el colapso de la mina en Sabinas, Coahuila.
Aquel el 3 de agosto comenzó como cualquier otro día de trabajo, en donde sus compañeros y él bajaron y "todo normal".
"Iba a medio camino a entregar mi carretilla y el estruendo ese, que pensé que era una manguera o una llanta de carretilla porque se dio un tronido enorme, pero lo extraño es que era mucho aire, demasiado aire y si me alertó un poco, pero seguí como si nada.", mencionó.
"Al momento de llegar a la plancha estaba un compañero ahí formado con su carretilla, le decíamos (Rogelio Moreno), me pregunta por su hijo: ¿dónde está José, José, ¿dónde está?, José está allá abajo, le dije… él salió a correr, a buscar a su hijo en contra del agua. Ya no lo volví a ver, ni a mi compañero que me avisó (José Luis) ya jamás lo volví a ver", agregó.
“Recuerdo que el agua me cubrió varias veces, me quedé abajo, pero mi afán de ver a mi familia en esos momentos; nada más tenía la imagen de mi esposa y de mi niña, de que: yo tengo que salir, tengo que volver a verlas ", compartió.
Con mucho dolor, pero muy seguro de lo que menciona, Fernando Pompa apuntó que desde el primer día sabían que sus compañeros se habían ahogado.
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