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Cuba niega la entrada al expresidente mexicano Felipe Calderón para un acto de ONG

El exmandatario afirma que La Habana pidió a la aerolínea en la que viajaría que no abordase

Cuba | 2020-03-22 | Compartir FacebookCompartir TwitterCompartir WhatsappCompartir Telegram
Cuba niega la entrada al expresidente mexicano Felipe Calderón para un acto de ONG
Diario del IstmoDiario del Istmo

El Gobierno de Cuba ha negado la entrada a la isla del expresidente de México Felipe Calderón y a la exministra chilena Mariana Aylwin. Ambos iban a participar este miércoles en la entrega de un premio en memoria de Oswaldo Payá, el opositor muerto en 2012. En duda está la situación del receptor del principal galardón de la jornada, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, que también tenía previsto viajar este martes a La Habana.

La ONG Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, responsable del acto, espera que Almagro pueda asistir, pero su llegada no está confirmada. "Contamos con su firme determinación de entrar y participar en la ceremonia pero sabemos que el régimen está haciendo lo posible por que no venga ninguno de los invitados", ha dicho desde La Habana a EL PAÍS Rosa María Payá, hija de Oswaldo Payá y líder de la ONG.

Calderón denunció su situación en su cuenta de Twitter, citando un mensaje que le transmitió Aeroméxico, la aerolínea en la que preveía viajar: "Nos informa Inmigración de Cuba que pasajero FCH [Felipe Calderón Hinojosa] no está autorizado para entrar a Cuba y solicita que no sea documentado”.

La cancillería de México ha comunicado que "lamenta la decisión de Cuba de no autorizar la visita a La Habana del expresidente". Calderón ha agradecido "su solidaridad". Por la noche, en un vídeo emitido a través de su Youtube, ha manifestado su malestar: "Me apena mucho, me entristece, me indigna", y ha subrayado que a principios de los 2000 apoyó la promoción de Oswaldo Payá de "elecciones libres en Cuba" e incluso su postulación al Premio Nobel de la Paz "por su compromiso, su congruencia, su paz". También mencionó que visitando la isla ya como presidente quiso verse con Payá pero no fue posible "por resistencia el Gobierno cubano" y "por un conflicto diplomático en el que estaba involucrada la libertad de varios ciudadanos mexicanos" –detalle que no elaboró más–. "Pido al Gobierno cubano que remueva estas conductas que no corresponden ni a la libertad de nuestros pueblos ni a la relación que mantuve con Cuba como presidente", sosteniendo que él defendió la integración de la isla en organismo internacionales y mejoró las relaciones diplomáticas entre México y La Habana.

Integrante del conservador Partido Acción Nacional, que gobernó de 2000 a 2006 con Vicente Fox y con él hasta 2012, un periodo de relaciones erosionadas entre los gobiernos de México y Cuba, Calderón hizo una visita oficial a La Habana en su último año en el cargo que definió por entonces como un paso adelante para "una renovada etapa en nuestra relación" con un diálogo "abierto y franco" con el presidente Raúl Castro. Tras abandonar la presidencia, ha sido una voz crítica del régimen cubano y, con más ahínco, del venezolano.

Chile también ha protestado por la situación de Mariana Aylwin, hija de Patricio Aylwin (1918-2016), primer presidente de Chile tras la dictadura de Augusto Pinochet y galardonado a título póstumo con una mención de honor que iba a recoger la exministra. "Me comunicaron que yo era inadmisible en Cuba", ha dicho Mariana Aylwin al diario cubano 14ymedio. "Es un acto arbitrario. Lo lamento profundamente porque mi papá abrió las relaciones diplomáticas con Cuba y ahora hacen esto”.

En un comunicado, la Cancillería chilena ha anunciado que “hará presente a las autoridades cubanas su malestar por esta acción y llamará a informar al embajador de Chile en La Habana”.

 

Ni Almagro ni el organismo que dirige se han pronunciado por el momento sobre la situación. La OEA ha tratado con discreción el viaje de su secretario general a La Habana. Si bien sus portavoces confirmaban en los pasados días la intención del excanciller uruguayo de volar a Cuba para recoger el premio, no daban detalles de su viaje, que tampoco ha sido anunciado por el organismo. Almagro estaba este lunes de visita en París y se esperaba que abordara un vuelo con rumbo a la capital cubana.

Se trata del segundo viaje de un jefe de la OEA a Cuba en más de medio siglo, después del que realizó su predecesor, el chileno José Miguel Insulza, en 2014. Pero la naturaleza de la visita no podría ser más distinta. Insulza acudió, invitado por La Habana, a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se celebraba en la capital cubana. Almagro lo hace para recoger un premio con el nombre de uno de los disidentes que más dolores de cabeza le produjo al régimen cubano tanto en vida como en su muerte, en un accidente de coche del que su familia responsabiliza a las autoridades de la isla. Almagró recibe el galardón por su “destacada actuación en defensa de la democracia en las Américas”, otro punto de fricción con La Habana.

Aunque la OEA levantó en 2009 la suspensión a Cuba vigente desde 1962 por su “adhesión al marxismo-leninismo”, la isla ha declinado hasta ahora regresar como miembro activo al organismo.


La ONG ha invitado a otros expresidentes latinoamericanos, según Payá: "Muchos nos mostraron su solidaridad aunque no han podido viajar por problemas de agenda". También han sido invitados miembros de la diplomacia en Cuba, como el embajador español, y el arzobispo de La Habana, así como activistas de la sociedad civil. Dos periodistas cubanos convocados al evento han denunciado que no se les ha permitido volar desde Camagüey a La Habana.

Rosa María Payá, de 28 años, denuncia que está siendo vigilada –"el domingo fui a misa con los agentes de la Seguridad del Estado caminando detrás de nosotros"– y asegura que el acto tendrá lugar, en la casa de su familia en La Habana, "lleguen o no los invitados internacionales, esté o no yo en prisión".

La decisión de Almagro de viajar a Cuba para recoger un premio de una ONG defensora de los derechos humanos supone un reto diplomático para La Habana, máxime en un momento en que el nuevo presidente de EE UU, Donald Trump, ha amenazado con endurecer su actitud hacia Cuba si el gobierno de Raúl Castro no abre espacios de libertad a la sociedad civil. Michael Shifter, presidente del laboratorio de ideas Diálogo Interamericano, ha escrito: “Si el Gobierno cubano clausurara la ceremonia, o si le niega [a Almagro] la entrada en el país, podría ser usado por la Administración Trump para justificar una posición más dura”. Por otro lado, agregó, si se le permite el paso y la ceremonia se celebra, “podría dar una imagen de debilidad y de cesión ante Washington”.

Por los vetos a Calderón y a Aylwin, a la espera de lo que suceda con Luis Almagro, La Habana parece haber tomado la vieja vía del cerrojo político.


CON INFORMACIÓN DE: 

EL PAÍS

 
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