De acuerdo a la Asociación de Mujeres Sacerdotes Catolicas Romanas, cerca de 273 mujeres católicas en el mundo, se han ordenado con la finalidad de servir al pueblo de Dios, a pesar de los riesgos que esto conlleva y Anne Tropeano es una de ellas.
En el calendario que cuelga de su pared, escribió hace tiempo con marcador rojo: "Día de la ordenación". Se ocupa de hacer llamados para coordinar el operativo de seguridad privada que ha contratado para la iglesia porque anticipa que puede haber alguna manifestación hostil.
"Es un asunto que genera tensión, no todo el mundo está abierto siquiera a considerar la posibilidad de que las mujeres sean ordenadas al sacerdocio católico", externó Anne.
No solo le quita el sueño la probabilidad de ser hostigada por algún habitante de Albuquerque, la ciudad donde vive en el estado de Nuevo México, sino también el ser acosada a través de redes sociales, tal y como ocurrió cuando publicó en internet que planeaba volverse católica, dijo que ha experimentado niveles asombrosos de acoso y amenazas por las redes sociales.
Anne es una de más de 200 mujeres en todo el mundo ordenadas en el marco del movimiento por el sacerdocio femenino en la Iglesia católica romana, las cuales deciden tomar parte en ritos no autorizados para convertirse en presbíteras, como acto de rebeldía contra el Vaticano.
Tal es el pensamiento que las mujeres no están autorizadas para el sacerdocio, que, violar la restricción, es considerado uno de los crímenes mas serios en el derecho canónico y se castiga con la excomunión inmediata.
"Eso significa que no me permiten recibir sacramentos, como la comunión o la confesión, pero también me limita si quiero tener un funeral en una iglesia cuando me muera"
La amenaza de la excomunión fue la razón por la que demoró tanto en tomar esa decisión, ya que toda su vida era la parroquia, iba a misa todos los días y trabajaba allí, así que fue duro para ella hacerse a la idea de que perdería todo eso”, mencionó.
"Empecé a escuchar 'Tú eres mi sacerdote, eres sacerdote. Quiero que seas sacerdote'. Y me preguntaba, ¿es realmente Dios quien me habla? Porque me está pidiendo que haga algo que va contra las reglas…"
Pensó en elegir algún otro rol habilitado para las mujeres en la Iglesia, como el de monja o laica consagrada. También evaluó abandonar el catolicismo y pasarse a otra religión cristiana que autorice el sacerdocio femenino. Hasta que sintió claramente, que las reglas vaticanas no podían interponerse en el camino de su vocación. "Una vez que reconocí que era el siguiente paso, la excomunión simplemente se volvió parte del proceso", externó.
Ella, como muchas otras mujeres del movimiento, entienden su ordenación "ilegal" como una manera de hacer campaña contra lo que consideran una postura sexista y discriminatoria, impuesta por las autoridades eclesiásticas.
Algunas religiones han abierto la puerta a las mujeres en los altares, pero para el Vaticano, en cambio, se restringe basándose en la interpretación del relato bíblico que dice que Jesús eligió a doce apóstoles hombres, y estos a su vez eligieron como acólitos a otros hombres, y la Iglesia ha dado continuidad a esta premisa de sucesión. Para Anne, el impacto que esta regla tiene sobre la equidad de género es inaceptable.
"La Iglesia enseña mediante sus acciones que está bien excluir a las mujeres. Las mujeres aprenden esto, los niños y niñas aprenden esto, los hombres lo aprenden… y luego todos van al mundo y viven de acuerdo a esta regla"
La Iglesia católica ve estos movimientos no solo como ilícitos, sino también como inválidos. El papa Francisco se ha referido varias veces al asunto del sacerdocio femenino, en 2016 le preguntaron si la postura del Vaticano podría cambiar, por lo que aludió a un muy citado documento de uno de sus predecesores, Juan Pablo II, que señala que "la puerta está cerrada" para la ordenación de mujeres.
"Declaro que la Iglesia, no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia", expresa la Carta apostólica sobre la Ordenación Sacerdotal reservada solo a los hombres, de mayo de 1994. Según el papa Francisco, esa declaración todavía "se sostiene".
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